EVANGELINE THAMES
Hace bastante que Miguel y yo estábamos a solas, pero no a solas en mí casa o en la suya...en una cita. Y aún que salió hace un tiempo ya nosotros no la habíamos visto por lo que decidimos venir al cine y ver a la huérfana.
Después de haber comido las palomitas, mientras yo las sostenía me tapaban la cara por lo que de forma disimulada yo comenzaba a comerlas con mi boca, en una mano tenía las palomitas y en la otra tenía la bandeja con dos bebidas y dentro dos kit Kat, los cuales probablemente estén derretidos cómo siempre así que los coloqué junto a las bebidas heladas.
—bien, listo —avisó Miguel, quién buscó mi cara hasta verme comiendo las palomitas —. ¡Oye! ¡No!
Me las quitó rápidamente y las alejó de mí. Algo que no nos gusta del otro es que yo me las quiero comer de inmediato y el se las quiere comer cuándo ya está en la sala sentado y cómodo.
—Evangeline, no. Espera hasta llegar a la sala —ordenó, mientras caminábamos hacia la señora dónde te dicen en qué sala y fila.
—pero es que siempre tengo que esperar, es mejor comerlas altiro, calientes y bien dulces —expliqué, mientras decía esto se me hacía agua a la boca —. Sí me quisieras me entenderías.
Al murmurar esto lo hice con un tono manipulador, me miró rápidamente con indignación pero yo miraba mis pies fingiendo tristeza.
—sala tres, asientos diecisiete y dieciocho, fila H —leyó la señora, entregándole las entradas a Miguel quién agradeció y me seguía mirando con indignación mientras caminábamos a la sala.
—me estás manipulando, y eso no se hace —me señaló para regañarme mientras íbamos a la sala —. Sabes que te quiero, demasiado, y si no te quisiera te hubiera gritado, incluso, te diría que no comerías palomitas, pero como te quiero mucho si te voy a dejar comer palomitas, y no porque eres mí novia, porque también eres mí mejor amiga, y como ya te dije porque te quiero. Y estás en los puros huesos, y tienes que comer, entonces...
—mira quien habla —interrumpí, mirándolo fijamente de pies a cabeza —. Mírate a tí, tu estás más flaco que yo.
—esto es músculo, mí amor —explicó subiendo y bajando sus cejas con una sonrisa coqueta mientras me enseñaba uno de sus brazos, apretandolo para mostrar su músculo.
—bueno, yo no tengo, así que es por eso que deberías darme las palomitas —expliqué, abrí mi boca para que me las diera.
—Sí, pero cuándo lleguemos a la sala —condicionó, me abrió la puerta de la sala con una sonrisa pero lo ignoré y seguí de largo.
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𝑴𝒂𝒔𝒐𝒏 𝒗𝒂 𝒂 𝒎𝒂𝒕𝒂𝒓𝒎𝒆 / 𝑀𝑖𝑔𝑢𝑒𝑙 𝐶𝑎𝑧𝑎𝑟𝑒𝑧
RomanceEvangeline era alguien totalmente normal, aún que, oh, sí, su hermano, su hermano no dejaba que ella pudiera ser normal, su hermano era famoso en especial desde que su nueva película había salido, a parte de que se habían mudado a Arizona otra vez...