The heart guard ~Nandermo~. /Comisión terminada/

~4~

Todos en algún momento comenzaron a preguntarse dónde estaba el “festejado” aunque no podían creer que esa fiesta era para Guillermo, porque además de horrible, todo era demasiado lúgubre.

Cuando el vampiro y su familiar salieron de su habitación para intentar tontamente crear algo de ambiente, lo único que recibieron fueron preguntas sobre la sangre que emanaba de una fuente que presumiblemente debía tener chocolate.

El chico sólo pudo inventar la vieja escusa de que esas eran costumbres de la tierra de la que Nandor provenia y eso al menos los dejaba callados.

Lo único normal al parecer fue la comida, había cosas que le gustaban a Guillermo, por sorpresa y cuando la noche llegó, todos se fueron de ahí.

La madre de Guillermo se acercó a él antes de irse, podía notar en su rostro que algo no andaba bien, así que le pidió que fuera a casa en cuanto pudiera.

Con un montón de vergüenza y a punto de llorar, despidió a sus familiares y se fue a su, renovada, habitación.

No tenía idea de porque el genio había hecho algo así, pero no estaba para nada contento de haber sido expuesto de esa forma. Y aunque al parecer nadie lo había notado, él lo había hecho y eso era suficiente.

-Una broma cruel... Muy cruel.

En las entrevistas posteriores eso fue todo lo que Guillermo podía decir cuando le cuestionaban sobre la fiesta, que para él, fue todo menos eso.

-Al parecer nadie lo notó, o eso creo pero, ¿Cuál era el punto? ¿Avergonzarme? Porque lo lograron.

Sabía que estaba mal en pensarlo, pero creía que Nandor había tenido algo que ver, porque, él lo sabía, ¿No?

***

-No logro entender lo que le sucede a Guillermo. No me ha dirigido la palabra en dos semanas, no me recibe al salir del ataúd, no prepara mis duchas como antes...

La cámara claramente no había perdido tiempo para grabar todas estas situaciones, diversos desplantes que Guillermo tenía no solo con Nandor, sino con los demás vampiros.

-Ese estúpido sirviente solo nos ignora, no puedo creer que aún lo dejemos vivir en esta casa.

Nadja pensó bien las cosas, y en la última vez que Guillermo se había ido, si lo hiciera ahora, seguramente la casa terminaría de caerse completa.

Lazlo por el contrario, no estaba nada preocupado por aquel insignificante humano, ni tampoco Colin Robinson, de hecho, él estaba demasiado feliz y se sentía como un toro con todo este drama.

***

Después de un tiempo, de más intentos fallidos por arreglar las cosas de parte de Nandor y de desplantes de Guillermo, todo parecía terminar entre ellos.

—He encontrado una buena manera de pasar estos últimos días aquí...

Guillermo era un trabajador dedicado, y cuando las primeras muestras de los vampiros por querer rearmar la casona aparecieron, él definitivamente se unió.

Removieron la madera vieja, aquel tronco en medio del pasillo, las goteras, el río en medio del recibidor e incluso hicieron remodelaciones en las habitaciones de todos.

Para Nadja fue una sorpresa que Guillermo hubiera rechazado su oferta de que su habitación ocupara más espacio.

—Es extraño, me dijo que no lo necesitaría. ¿Dónde va a dormir? ¿En el jardín?.