Una pareja de 7 años que estaba aún intacta, Sebastian Michaelis con ese aspecto de un hombre conquistador, Harmony con su pinta juvenil e inocente desde hacía siete años. Ella lo observaba dormir, sin percatarse que Sebastian sentía su mirada, una mirada llena de ilusión, la misma mirada de hace siete años.
Harmony, una quimera, con cabellos verde mar, largo y lacio, poseía una cola y orejas de gatos con el pelaje del mismo color, características con las que había conquistado a su actual esposo, Sebastian, ya que ella no tenía bigotes como los felinos tenía en su lugar la cara llena de pecas. Aunque para Sebastian los recuerdos se habían vuelto borrosos, ella recordaba cada detalle llena de rubor, lo recordaba cada vez que despertaba.
Era un día como cualquiera en ese entonces, ella llevaba un vestido color rosa mexicano, con un exagerado listón morado rodeándole la cintura con un nudo en forma de un enorme y llamativo moño. Las quimeras no podían salir al mundo humano, allí eran consideradas bestias y las masacraban, esa era una de las más importantes diferencias entre una quimera y un demonio, las quimeras podían perecer a manos de un humano, no eran tan resistentes como los demonios, aunque podían vivir siglos y siglos como ellos.
A Harmony le emocionaban las historias acerca del mundo humano, sobre personas sin partes de animales, por eso cada vez que un demonio volvía de aquel mundo, Harmony los esperaba ansiosa. Ese día como cualquiera fue la primera vez que lo vio, Harmony se acercó llena de emoción e inocencia –Cabe aclarar que otra diferencia entre quimeras y demonios es que las quimeras pueden sentir misericordia, es decir poseen un corazón puro-, el demonio dirigió su mirada hacia ella.
-Un gato –Fue lo único que dijo
-¿Ga...to? ¿Qué es eso? –Un destello apareció en sus profundos ojos negros
La niebla negra rodeó a aquel demonio, sus ojos marrones se tornaron rojos, llenos de maldad que no ama nada.
-Animales del mundo humano –Le sonrió –Tienes cola y orejas de gato
-Oh –Se ruborizó, era un demonio realmente interesante – ¿Te gustan los gatos?
-Son espinositos... son suaves –Tocó su cabello –Como tú
Harmony se ruborizó aún más.
-¿Cómo son los humanos? –Preguntó intrépidamente – ¿Es cierto que –Miró al suelo avergonzada –Tienen amor carnal?
-Sí, es cierto
Ella formó una O con sus labios, sus ojos brillaron con todavía más entusiasmo.
-¿Y qué más? –Sonrió
-Sígueme
Ella así lo hizo, desde aquel día se volvió una sumisa, obedeciendo lo que ordenaba aquel demonio.
Dos meses después, lo que sucedió la convirtió en la criatura más feliz del universo.
-Creo que me gustas, Harmony, sí, un poco –Admitía Sebastian dándole la espalda fríamente.
Pasaron tres meses más, en los que se habían conocido a través de un noviazgo lleno de dulzura.
-Quiero que seas mi esposa –Le propuso él con cierto desinterés.
Harmony aceptó llena de alegría, con esperanza, por lo que aquel demonio le había contado acerca de los matrimonios humanos:
"Cuando un humano y otro se casan es cuando tienen permitido tener todo el amor carnal que quieran, uno del otro, por supuesto-Al escuchar esta confesión a Harmony se le llenó el estómago de mariposas –Viven juntos, duermen juntos, tienen hijos"
Ella se sobresaltó, en aquel mundo procreaban de dos maneras:
La primera era el amor carnal, la segunda era a través de complicados y enredados rituales (La mayoría recurría a la segunda manera)
Se casaron a través de las leyes de aquel mundo y comieron un pastel, una especie de postre del mundo humano que a Harmony le pareció una delicia.
A pesar de siete años él nunca había ido más allá de un beso en la frente, sin embargo para Sebastian ya era una rutina mientras que para Harmony era un sueño, su meta de todos los días, un beso de aquel demonio significaba su mundo.
-¿Por qué no duermes? –Dijo Sebastian poniendo una de sus manos entre sus orejas.
Las quimeras necesitaban dormir, por lo tanto si Harmony no dormía tendrían sueño al día siguiente.
-Estoy durmiendo –Exclamó haciéndose la ofendida
Sebastian rió suavemente, ella sonrió, fue entonces cuando él la abrazó, llena de rubor y con el corazón agitado lo miró, él volvió a besar su frente, lo hacía una y otra vez, Harmony se sentía en un sueño, sin darse cuenta se quedó dormida, lo que no sabía era que Sebastian se estaba despidiendo.
Harmony se despertó con suavidad, cuando se dio cuenta que Sebastian ya no estaba a su lado, saltó de la cama, lo encontró en su forma humana colocándose un frac negro.
-Estoy por irme –Informó sin mirarla
Ella sólo asintió, su corazón se estaba rompiendo cuando él no estaba se sentía sola, su vida no tenía sentido.
-¿Cuándo volverás? –Preguntó nerviosa con la esperanza de que su esposo le diera una fecha cercana
Él se quedó en silencio, la miró de reojo, Harmony sonreía, esa sonrisa se desvaneció al no escuchar repuesta
-¿Otros tres meses? –Intentó adivinar con voz apagada
Sebastian negó con la cabeza
-¿Cuatro? –De nuevo él negó – ¿Un año? –Preguntó afligida
-No... Harmony –Suspiró –Ya no volveré
Lo sé: C El final de este capítulo es algo así de: O pero no se preocupen y no piensen mal del sensual Michaelis que esta no es la Historia de Ronald Knox, el casanova así que no hay de qué preocuparse, Sí, a mí también me sorprendió escribir un fanfic completo en clases de Trigonometría
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La otra vida de Sebastian Michaelis
FanfictionSebastian Michaelis, el mayordomo de la familia Phantomhive, hermoso y perfecto, soltero también, CLARO! Soltero en el mundo humano