4. Injusticia en el Despacho Shinigami.

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Conny sellaba rápidamente los reportes de sus compañeros masculinos murmurando un montón de maldiciones, la pobre Harmony tenía frío debajo de los estrechos cubículos de las secretarias. Oh, no podía sacar de su cabecita a su amado demonio, malvado y frío, ojalá pudiera buscarlo pero estaba ahí, con esas no humanas.

-Los que están en la estúpida Rama Principal deberían recompensarnos -se quejó Janelle torciendo el gesto, algo le decía a la quimera que ellas podían acabarla en un segundo, no quería morir sin tener noticia de su amado, siempre lo llamó de diferentes nombres, pero su favorito era "Sebastian" el actual, no tenía escapatoria, pudo aceptar sumisamente su partida y quedarse en casa añorando su regreso, asomándose en la ventana mirando un montón de criaturas como ella y él, conviviendo, tocando música y desgarrándose unos a otros, mientras leía, recordándolo en cada página.

Escuchó un portazo todas las que se encontraban ahí se sobresaltaron ¿Qué sucedía? William T. Spears había entrado con un rostro que las intimidaba, Flyberry de inmediato se puso frente al escritorio.

—¿Por qué no estaban aquí durante su descanso? -Las miraba desafiante, con rudeza, tanto que la secretaria más bajita solo miraba a sus compañeras una y otra vez, no se atrevía a echar un vistazo a su estricto jefe -Necesitaba urgentemente unos archivos que Humdinger tenía en su poder, me imagino que estaba tonteando con los bocadillos de la cafetería -Acomodó sus anteojos con la pinza de su Death Scythe -No encontré los dichosos documentos, mi trabajo se retrasó y ahora la persona que ocasionó el problema se quedará horas extra. -Miró fijamente a la ojiverde más pequeña quien comenzaba a llorar.

-Estábamos en la Rama Principal -Objetó Janelle poniéndose firme mirando hacia su jefe -Nos llamaron porque ellos también necesitaban archivos que se encontraban bajo nuestro poder, usted no es el único que tiene trabajo, Humdinger siempre ha mostrado un gran desempeño, después de todo es una de las mejores en Asuntos Generales y no intenta ocultar estúpidamente que ha roto las reglas. -Puso las manos en la cintura en forma de tetera.

Flyberry pegó un gritito, se supone que él no sabía que todo el despacho se había enterado de sus "travesuras" Conny la tomó del brazo intentando calmarla, antes de aque alguno se atreviera hablar Flyberry ya estaba tomando un montón de carpetas junto con un bote de tinta y su típico sello de "Aceptable" o "No aceptable" y caminó hacia el único hombre en el lugar con una sonrisa.

-T-Tiene razón -Observó con neviosismo a su compañera -No cumplí con mi trabajo, tengo a mi cargo el área de Administración a mi cargo hablando de papeleo y archivos importantes, debí estar aquí -Bajó la cabeza para no mirar a las otras dos.

William casi le sonrió a Janelle, solo levantó un poco las comisuras de sus labios pero sus ojos mostraban una enorme satisfacción, le quitó un par de carpetas a Flyberry para después dirigirse a la salida, la pelinegra lo siguió comenzando a hablarle un montón de cosas como era su costumbre, en cuanto cerró la puerta la de cabellos color caramelo comenzó a lanzar todo lo que  se encontraba en el escritorio, Conny la abrazó por detrás.

-Lo hizo por nuestro bien, debes comprender -Murmuró deteniendo sus manos -Estuviste a punto de pelear con él, lo único que podemos hacer ahora es cuidar a ese gato raro.

Ambas se voltearon a verlo, Harmony movía su cola alegremente de forma vanidosa, burlándose de ellas sin que se percataran, iba a provocarlas hasta que la echaran de ahí.

Provocando problemas,por dentro se imaginaba poniendo los ojos en blanco Mi Sebastian nunca provocaría problemas.

*                                  *                              *

La Masión Phantomhive era un completo desastre, los sirvientes tiraban todo, aunque no es de extrañarse que hicieran un montón de estupideces y que las consecuencias fueran trabajo extra para el demoníaco mayordomo que de frac vestía, pero aquél día Sebastian estaba más molesto que de costumbre, tenso, les gritaba a todos por cualquier cosa y durante ese mismo día estuvo a punto de responderle de mala manera a su joven amo, tenía un mal presentimiento, de vez en cuando su saliva se ponía caliente como cuando los humanos iban a vomitar o recibía punzadas en el pecho, demasiado fuerte que le hacían arquear la ceja. Algo le decía que su amada esposa había hecho una enorme estupidez, que estaba en peligro, miró el reloj, si se daba prisa podía irse por la noche para comprobar que Harmony estaba en casa.

Recordó su suave aroma a bosque, esas pequitas que daban un toque perfecto a su rostro quimérico, sus labios ansiaban desesperadamente posarse en su frente en forma de beso y ver como sus oscuros ojos brillaban llenos de ilusión, la necesitaba, aunque se sentía como todo un mortal al pensar de esa forma acerca de un criatura demasiado vulnerable, la maldecía cada noche por tener aquella debilidad, destrozadas por un humano, quimeras vergüenza del Inframundo "¡Culpables! ¡Inútiles!" Exclamarían las bestias de aquel lugar si tan solo se les mencionara, se burlaban de ellas incluso en las tabernas oscuras dentro de los interminables bosques tenebrosos que se encontraban en ese infierno.

-Harmony -Comenzó a murmurar mientras sus brazos temblaban, intentaba ocultarlo a toda costa -Mi preciada y caprichosa gata, quiero verte en casa esta noche.

*                            *                        *

Había pocos shinigamis y el cielo nocturno lo hacía todo más relajante, Flyberry miró sigilosamente a todos lados, estaba rodeada de hombre, se puso de pie de forma sutil yendo directamente a su cubiculo, el gato seguía ahí, le ronroneó a lo que la fémina sonrió con ternura, acarició un poco su cabecita, le colocó en frente un tazón lleno de leche, que probablemente llevó a escondidas y un filete de pescado que compró en la cafetería, Harmony se sentía agradecida, ya hace unas horas su estómago rogaba por comida, aquella chica era buena, tal vez ella la pudiera ayudar ¿Cómo podría explicarle que no era exactamente una mascota?

-Supongo que Janelle y Conny están molestas conmigo -La quimera solo movió su larga cola disfrutando de la leche lamida tras lamida -No me gusta ver a Spears-senpai molesto -Suspiró agotada -Ir al mundo humano no es sencillo, Misifú -Bostezó y cerró los ojos un momento -En cuanto terminemos te llevaré a mi departamento, aunque para ser un gato te has mantenido muy quieto.

-Señorita Humdinger -La voz de su jefe irrumpió en la habitación, la chica dio un brinco abriendo los ojos -¿Hay algo que quiera contarme? -Se hincó para quedar a su misma altura.

-N-no.

William señaló al gato que también estaba en shock, Flyberry se encogió en ese rincón con el corazón latiéndole muy rápido.

-Usted puede confiar en mí -Dio palmaditas en su cabeza como si ella fuera la mascota, la secretaria solo asintió -¿Y bien? ¿Le comió la lengua el ratón? -Dirigió sus manos a la boca de su compañera abriéndosela, ella solo pudo saborear un poco de sus guantes -Su lengua sigue ahí -Le tendió la mano -Vamos a tomar un té, Misifú debe comer a solas.

Flyberry tomó su mano poniéndose de pie.



Extrañaba mucho esta historia :') Gracias por leer de verdad.

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⏰ Última actualización: Jun 24, 2017 ⏰

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La otra vida de Sebastian MichaelisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora