Capitulo 1

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Hola, soy Angie y está es mi historia

  Bueno, cómo leyeron al principio, soy Angie. Cuándo tan solo tenía 12 años, perdí las dos cosas más preciados para mí vida, mi madre y una reliquia de mi familia que me lo dieron cuando nací.

  Y sé quién fue, mi mejor amiga...

  Bueno, primero antes de empezar vamos a darles información mía para que se den una idea del cambio que van a ver.

  Soy de piel morenita, con cabello y ojos cafés, me gusta la música y leer. La música que normalmente escucho es de Imagine dragon, League of Legends, y fuera de eso, que es un poco mucho más sentimental es Morat. Y ya desde ahí va vareado mis canciones, tengo cuando estoy feliz, triste, enojo, etcétera.

  Suelo a veces tocar un instrumento, el que más uso es la guitarra. ¿Cuál? Electrónica y acústica. Fuera de la música, suelo entrenar con un amigo de mi padre y estudio. Eso es lo más básico e importa para ustedes.

  Bueno, ahora sí. ¿Cómo fue que terminé con un grupo de chicos en medio de un salón? Bueno, esto es así.

  Último año de preparatoria, un maldito profesor dijo que deberíamos hacer equipo para algo, y pues... digamos que yo no quería vale, pero el profesor me obligó juntando me con uno.

  —Señorita García, necesito que esté en un equipo para esto -me lo había pedido formal pero yo no les respondí igual.
  —No, no quiero. No quiero estar con animales que caminan con dos patas -si, lo sé. Fue algo...
  Inmaduro.
  Si, eso.
  —Pero es necesario, si no se junta con alguien en menos de 1 minuto lo haré yo, pero si no acepta estará reprobada, y va a querer eso ¿O si? -tenia una mirada desafiante.

  Y obvio, no me moví. Así que el profe me puso en uno y está claro que no quería reprobar así que, a regañadientes, acepté ese equipo.

  Ya con ellos, empezaron a hacer preguntas y responderlas, todos menos yo. Y sé que esto es muy antisocial pero, es que no me gusta convivir.
  Y como buena antisocial, no mirabas a nadie, solo al suelo.
  Gracias.
  Y si, tiene razón mi conciencia, no los miraba y eso llamo la atención del profe y lo recalcó con esto.

  —Señorita García, si no la escucho que hable con su equipo, usted ya estará reprobada automáticamente. -valla se a la mierda.
  Si lo pudieras decir, ya te sentirías mejor.
Lo sé, pero bueno.

  Por la amenaza del profesor, empecé a hablar, si es que se le puede decir a mis si, no y tal vez.

  Y fue así durante unos... ¿Qué?
  Dos días ¿no?
  Si, creo que si.

  Si, es poco pero para mí era una eternidad. Ya tan solo quería que se acabará está tortura y poder estar en mi casita y dormir todo el día.

  Todo iba bien, hasta que Hunter dirijo una conversación conmigo.

  —Yyyy... Angie, cuéntanos algo de tu vida. Cómo eres tan callada y reservada  eso le da un toque misterio a ti misma -me miró con una sonrisa... ¿Coqueta? Y con un brazo sobre el pupitre, apoyándose la cabeza en la mano.
  —Te lo juro, no hay nada interesante en mi vida, así que, mejor ve y fastidia a alguien más que no sea yo. -le sostuve la mirada, pero la mía era de desprecio.

  ¡Y no me volvió a hablar!
  Aleluya, aleluya
  Si si, ya basta.
  Hasta mi conciencia me fastidia. ¿No me la pueden cambiar por una más callada?
  ¡Oye! No hay devoluciones, así que, no te quejes.

  Y tercer día, y el problema es que, no sé cuánto valla a durar esto pero bueno.
  Ya nadie me hablaba, o al menos casi nadie, solo Olivia me dirija la palabra. Era de tés blanca pero tenía el cabello y ojos oscuros como la noche. Era alegre pero a la vez muy tranquilo.

  No me molestaba tanto que me hablara, pero cuando lo hacía con mucha energía, lograba irritarme.

  En ese día, el profesor me había llamado mucha veces la atención por no comunicarme. ¿Eso que quiere decir? Cuándo se habla mucho nos regaña -y me incluye el desgraciado-, pero cuando TODOS están callados -que es lo que más amo- el profesor sospecha de nosotros y nos regaña -¡incluso a mí!-. A ese viejo nadie lo entiende y lo peor es que siempre, pero SIEMPRE me incluye, es como si yo tuviera toda la culpa de sus desgracias.

  Y todo eso fue hoy, y de tan solo pensarlo me empecé a enojar y eso lo notó Olivia. Ella había sacado algo, era como un juguete, pero cuando lo aprietas, se infla la cabeza o la parte de abajo de su cuerpecito.
  Ella, me lo pasó, supongo porque vió mi expresión. Pero, yo como una persona con dignidad y orgullo, no la acepté.

  Digan lo que quieran, pero no iba a aceptar una cosa de alguien que apenas conozco, no tengo confianza.
  Cómo siempre querida.
  Okey, ese día no era el mejor pero miren el lado positivo. El profe se tuvo que ir temprano, así que, día libre y me arranque a la disquera a ver qué nueva música encontraba.
  Estuve ahí como una o dos horas hasta que mi padre me habló.

  —¿Dónde te encuentras pequeña? -tenia un todo dulce, pero lo de pequeña me daba asco pero no dije nada.
  —En la disquera, quería ver si hay algo nuevo -le respondí no con la misma forma que con el profesor.
  —Okey, ahorita llegó ahí -me respondió. Se que no lo puedo ver, pero se anda sonriendo.
  —Esta bien, aquí espero. Ve con cuidado.
  —Si, adiós -Se despidió y colgué.

  Ha decir verdad, nunca fui maleducada con mi papá, no desde que mi madre se fue.
  Pero esa es otra historia.
  No te hagas, se los vas a contar tarde o temprano. Guarden este Twitter para más delante.
  Agh, maldita conciencia.
  Admítelo, me amas.
  Ajá, ya quisieras.

  Después de una pelea con mi conciencia, llegó mi padre y nos fuimos a casa. Cuándo llegamos puse un disco que llamó mi atención.
  Nosotros tenemos un tocadiscos, así que lo puse y empezamos a escucharla.
  Bailamos, cantamos e hicimos la comida.
  La verdad, en mi casa hablaba más -muchos más- y sonreía. Todo iba bien hasta que ella llegó.

  Es María, la amiga de mi padre. Ella siempre viene por la simple razón de que no podemos vivir sin un amor materno.
  Y créeme, si no fuera amiga de má papás, ya la enviaría a la chingada.

  Cuando entró, quitó la música porque arruina el momento "familiar". Y ya con eso, puse cara de mierda, no la quería aquí. Ya tengo suficiente con la escuela como para que a venga y me quite mi música.
  María, se sentó en el lugar de mi madre. Eso fue el colmo para mí, siempre de digo que se siente en otro lugar menos ese. Yo ya no podía más, así que me levanté, agarré mi disco y con mi padre de fondo diciéndome algo, entré a mi cuarto y me encerré.

  No volví a salir hasta que ella se fue, salí por mi cena y me volví a encerrar, ya no quería ver a nadie. Y con el enojo me acosté y medio dormí.

  Al fin y acabo, era jueves. Penúltimo día y fin de semana.

  ¿Qué malo podía pasar hasta la siguiente semana? Nada

  O eso pensé hasta.

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Hola, espero y les haya gustado. Está historia es algo que nunca he hecho y la mera verdad, me siento feliz por ello.

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Tal vez en los siguientes capítulos meta canciones y pedazos. Así que estén atentos con la aplicación que quieran y ponga la música para que estén en casi la misma situación que Angie.

Nos vemos al próximo capitulo. Bye.

ℙ𝕠𝕣 𝕗𝕚𝕟 𝕡𝕦𝕖𝕕𝕠 𝕔𝕠𝕟𝕗𝕚𝕒𝕣 𝕠𝕥𝕣𝕒 𝕧𝕖𝕫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora