ℙ𝕠𝕣 𝕗𝕚𝕟 𝕡𝕦𝕖𝕕𝕠 𝕔𝕠𝕟𝕗𝕚𝕒𝕣 𝕠𝕥𝕣𝕒 𝕧𝕖𝕫

Capitulo 2

Jueves. Un día que me pone feliz. No tanto como el viernes pero me pone feliz. Y más si está lluvioso.

Hoy, Jueves con lluvia. Inicié el día bien, espero y así dure todo el día.

Ha muchas personas no les gusta la lluvia porque dicen que los pone triste, pero a mí me genera tranquilidad. El sonido de la lluvia cayendo, el olor a la tierra mojada y con un cafecito o chocolate calientito. Ese es mi mejor fantasía que tengo, pero tristemente cayó el jueves y debo ir a la escuela. Bueno, mínimo me llevo mi chocolatito.

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Llegó a la escuela, veo que todos andan corriendo para no mojarse mientras yo, caminando con tranquilidad viendo como caen las gotas.

Muchos no disfrutan lo que da la vida, si hay lluvia ellos corren para no mojarse o no salen de su casa.
Pero si hay sol, no salen porque no les gusta que se quemen.

Ellos solo hacen todo sin darle importancia. Solo hay una vida, y se tiene que disfrutar esa vida porque no sabes cuándo se acabará.

Si, lo sé. Nueva un poco profundo para una chica de tan solo 17 años pero ya he viví la perdida de una vida, por eso camino con tranquilidad, para disfrutar la lluvia.

Si, tal vez no disfrute todo, cómo socializar, pero tengo mi razones.

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Ya, en clases.

El profe andaba anotando algo en pizarrón para que lo escribamos. Todo iba bien, todo en paz. Hasta que sentí que alguien me tocó el hombro.

Me volteo y veo a un chico de cabello castaño claro, con lentes y si se lo están imaginando que es un nerd, pues no.

Es Jameson Lorenz, un chico que juega al fútbol de la escuela. Y solo trae lentes por problemas de vista.

Me le quedó mirando de "¿Qué fregados quieres?" Y al parecer agarra la mirada.

—Oye, ¿me puedes hacer una favor?—¿Un favor? ¿Qué, tengo cara de que hago favores o que?
—No, y déjame en paz—Me regreso a mi posición original y continúo anotando. No llevaba ni un minuto cuando me vuelven a tocar el hombro.
—Vamos preciosa, no debes hacer mucho—Wow, ya inició con sus halagos.

Jameson es conocido oír ser coqueto e inteligente, no solo por ser deportista. Pero conmigo no va a funcionar eso.

—Dije que no. Y no me digas preciosa, que yo no soy como las demás—Un poco más enojada me regreso y continúo.

Y no sé si es que el destino quiera joderme la vida o qué, pero me vuelve a tocar el hombro.

Ahora sí, sin paciencia me volteo y hablo antes de que él inicié.

—Mira amigo, yo no soy de favores. Así que calla el hocico o sino te lo rompo. Y pídele a alguien más que te haga ese favorcito—Y lo que dice no era mentira. Odio que sigan insistiendo, cuando alguien dice no es un puto no.

Me vuelvo a regresar y continúo con lo mío. Y al parecer que nuestro amiguito me tiene miedo porque ya dejó de joder. Qué bueno.

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¿Qué tan miedoso puede ser una persona que es deportista, que tiene amigos, aliados y es bueno en todo? Pues yo sé esa pregunta. Mucho.

El lloró de Jameson se quejó con la directora que lo había amenazado y que me tenía miedo. Qué poco aguanta.

Y si, la directora me había, fui a su oficina y me encontré a mi padre con los padres de Jameson, y obvio, a Jameson.

Me senté y la directora empezó a hablar.

—Bien, cómo les dije hace rato. La jovencita García le hizo una amenaza al joven Lorenz. ¿Algo qué decir jovencita?—Maldito Lorenz, que nena por reclamar con la directora.
—A mi defensa, Jameson me estaba molestando y me estaba distrayendo me de la clase. Se lo merece—Si, muy sincera pero bueno. Yo solo ando diciendo la verdad.
—¿Eso es cierto joven Lorenz?—Miró a Jameson con una ceja levantada.
—Eso no puede ser verdad, mi hijo nunca interrumpe a sus compañeros—Defendió su padre. Qué ciego es la mera verdad.
—Padre—Y por fin dijo algo el rey de Roma— La verdad es que si la molesté un poco pero para que me amenazara.

Valla, casi estábamos en el mismo canal querido. Pero si te lo merecías.

Después de una larga plática, al final solo me suspendieron lo que restaba de la semana (o sea, que solo mañana no iré). Antes de irnos mi padre se disculpó de la familia Lorenz y me pidió (obligó) a disculparme de Jameson.

Tan orgullosa que soy, lo dije en voz baja pero a la ves que Jameson lo escuchará.

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Por fin en mi casita, ya me iba a mi cuarto cuando mi padre me habló.

—Mija, ¿Podemos hablar?—Me preguntó sereno. Él nunca ha sido de gritarme o algo por el estilo.
—Claro papá—Si, con mi padre soy más amable y cuidadosa.
—Lo que hiciste hoy fue algo... Malo—Ay papá, siempre buscando palabras para algo—¿Me puedes decir exactamente que pasó?

Okey, con él le conté todo. Al final solo se quedó mirando un punto fijo y luego habló.

—Okey, sé que has tenido problemas para socializar pero... Creo que no debes hacer eso otra vez ¿Okey?—Y me mira.

Su mirada siempre me ha traído paz y tranquilidad. Con él, apesar de que soy adolescente, nunca me he peleado con él. Siento fue una plática entre padre e hija.

—Claro papá, te prometo que no lo volveré hacer. Te lo juro—Llevo una mano al corazón y la otra la levanto.

Ese, ese es nuestro juramento, y nunca he roto una promesa. Jamás, y él tampoco.

Después de eso solo me fui a mi habitación, terminé mi tarea y me puse a escuchar música.

Todo el día ha estado lloviendo y eso me gusta. Vi el clima, y toda la semana que viene va a estar igual.

Una hora pasa y dejo mis audífonos, me dejó caer un sofá que tengo y solo escucho la lluvia caer. El silencio, la tranquilidad. Eso a mí me hace feliz.

Tan solo unos minutos me quedo dormida. Tan profundo que no sentí a mi padre entrar a mi cuarto para cenar.

No sé el porqué, pero me sentía cansada y al estar en paz. Me durmió y tan solo me levanté en la mañana del día siguiente.
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¡Hola! *Entra como si no hubiera pasado un mes o más*
Por favor no me maten, la prepa no deja respirar. Y cuando salí de vacaciones, solo me hacía mensa y ya.

La verdad, perdón. Prometo, les juro que ahora sí intentaré actualizar lo que me resta de vacaciones (todo enero).

Sin más que decir, me despido. Bye.

Ah, sigue me en mis demás redes sociales, estoy más activa en insta por si quieren.