ChengYao ¿Aún puedes perdonarme? (Fanfic Mo Dao Zu Shi)

Festival de Qingming

Hola a todos, es un gusto poder volver a reunirnos en este Fanfic. Ha pasado un tiempo, demasiado largo diría yo, desde mi última publicación. Muchas gracias por los comentarios puestos en las dos plataformas donde publico mis historias, las leo todas y aunque no he podido contestarle a todos, es grato observar como piensan sobre las situaciones que van pasando con nuestros personajes.

Para este capitulo use la poderosísima inspiración de canciones como por ejemplo: Seafret - Atlantis y The Night We Met - Lord Huron. Realmente estas canciones captan mucho el sentimiento tanto de Jiang Cheng como GuangYao, algo que realmente aprecio y me permite entenderlos un poco más en la situación que ahora enfrentarán. Espero volver a verlos pronto. Les deseo la mayor felicidad, y pediré al universo que me permita otra ronda de inspiración para mi próximo capitulo.

Con Amor, JC. Kisaki

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El invierno, al igual que los malos tiempos, desaparecían; La centellada blanca empezaba a derretirse en su superficie, al igual que los primeros capullos empezaban a florecer como fénix entre la helada temporada. El chocolate o el Huo Guo acompañaban tradicionalmente las decorosas mesas con orgullo, la tormenta ha pasado dejando huellas y lecciones para las jóvenes almas en busca del grato calor.

Sus avellanadas orbes se abrieron denotando terror eminente, su acelerada respiración acompañaba su blanquecina piel aterciopelada de sudor frío, cerró tranquilo sus ojos al ver la luz del amanecer ingresar por los ventanales de su apartamento, suspiró profundo y tragó en seco todas aquellas pesadillas que lo acechaban constantemente después de navidad. Giro sobre si quedando en posición fetal sobre su cama, tomó una almohada situada a la altura de su cabeza y envolvió la misma con sus manos y piernas buscando seguridad en ella. Su alarma repiqueteó en la habitación, GuangYao extendió su mano sobre su buró, alcanzó con dificultad el botón de apagado y cuando finalmente pudo silenciar el inquietante ruido, su vista enfocó la fecha situada en la pantalla del reloj, el 25 de enero anunciaba su retorno a la empresa Jiang.

Sus manos temblaron mientras retornaban a tomar nuevamente entre ellas la almohada, GuangYao apretó fuerte la misma, el sentimiento de asfixia le causaba inesperadamente calma a su interior, repetía internamente "todo debe de continuar". El impulso, realmente no podría explicarse de donde lo obtuvo, levantó despacio su cuerpo de la cómoda, sus pies buscaron sus pantuflas y así dio por iniciado aquel día. Su ritual mañanero se llevó con eficacia, los últimos detalles los arreglaría frente al espejo situado cerca de la puerta de salida, tomó su café, portafolio, maleta, llaves y abrigo; ajustó por última vez el moño que sostenía por un costado su cabello, y confirmando que todo estaba perfecto brindó su primer paso en dirección a la puerta.

Que indescriptible sentimiento, tomar de la manecilla y girarla para abrir la puerta nunca había sido tan difícil, el temblor que antes invadía sus manos, ahora se distribuía por todo su cuerpo; GuangYao sonrió sarcásticamente mientras miraba la perilla, un "mierda" se escabulló entre sus pensamientos, su maldita valentía parecía haber abandonado en ese instante su cuerpo y sin embargo el tiempo no se detenía, lo debía hacer ahora o jamás lo lograría. Un silencio de pensamientos y acciones lo inundaron, mismo que fue interrumpido al escuchar su nombre al otro lado de la puerta.

♆— ¿A-Yao? ¿Estás listo? —

En ese instante todo se disipó, el calor regreso a su cuerpo haciendo que se moviera sin temor alguno, giró sin pensar la manecilla, y tras cruzar la puerta Lan Xichen y Nie MinJue lo esperaban como escoltas para apoyarlo en su regreso a la empresa Jiang. La sonrisa del menor no mentía, y claramente expresaba la gratitud en sus ojos ante aquellos dos hombres que durante esos momentos no le abandonaron. Xichen tomó el portafolio que llevaba el menor consigo, al igual que su café, mientras que MingJue apartó la mano de GuangYao de la helada perilla y cerró la puerta con tranquilidad.