GIRLS | Countryhumans Fem.

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La mexicana bajo de la camioneta negra y desde su llavero cerro las puertas, era algo de noche, las grandes nubes de contaminación escondían a la luna, pero la poca luz que había en el lugar caía en México, empezó a caminar al destacado hotel.

Los guardias que cuidaban la entraba miraron a la chica, algo atontados le preguntaron quien era.
—¿No es obvio? Soy la representante de los Estados Unidos Mexicanos —. Saco de su cartera un pequeño "chip" y lo paso por la pequeña máquina que tenía el hombre frente; los dos guardias tragaron saliva, ya habían visto a la mujer en revistas, noticias, pero nunca se interesaron en su nombre, su belleza era deslumbrante, pero más deslumbrante sería el castigo que les pondrían si dejaban pasar a cualquier persona por bonita, uno rápidamente agacho la cabeza, pidió disculpas y le abrió la gran puerta, cuando les dio la espalda los dos hombres se quedaron mirándola.

Subió por el ascensor y empezó a ver su reflejo, se subió un poco más el vestido rojo pegado que llevaba y luego saco un pequeño espejo, miro su cabello perfectamente negro y bien acomodado, luego miro sus ojos verdes y al final sus labios rojos intactos, satisfecha guardo el espejo y cuando el ascensor llego al piso más alto salió, había un pasillo y al final una puerta grande, camino y la abrió.

Los ojos de diferentes países se posaron en ella, para nadie era sorpresa que la mexicana era considerada la mujer más bella o al menos una de las más hermosas, la mujer sonrió mostrando sus dientes y camino al centro; paso cerca de uno de los meseros y tomo una copa, el chico que paseaba con la bandeja se sonrojó y con torpeza siguió su recorrido.

—México, siempre es un deleite volver a verte.

—El placer es mío, Alemania —. Dijo la mujer con una sonrisa coqueta y le dio un sorbo a su vino.

—Sabes, las noches no son igual de placenteras sin ti —. Susurro el alemán mientras su mano se posaba en la cintura de México, está solo río.

—Lo que tú digas, Alemania, te dejo, voy a ver a alguien... Pero me alegra volver a verte —. Hablo bajito la mujer cerca del oído del hombre y siguió caminando.  

México pudo ver a Canadá cuando se acercó un poco más noto que USA no estaba con ella, de hecho estaba hablando con Groenlandia, rodó los ojos, iría a buscar a la americana; para su mala y buena sorpresa la encontró, pero hablando con un chino y un ruso, rodó los ojos, la rubia sabía lo encaprichada que estaba con Rusia, al menos esperaba que estuviera hablando bien de ella.

La mujer salió al balcón, y observo el cielo nocturno, sin una sola estrella a la vista, dejo su copa y saco un cigarro que tenía escondido, empezó a inhalar el humo y luego a escupirlo de manera lenta, una mano masculina su poso en su hombro, sabía de quién era.

—España, que gusto es verte —. Dijo México con una voz ronca.

—México, mi adorada y pequeña Nueva España —. Dijo el español mientras tomaba el cabello de la mujer —No sabes cuanto me alegra verte, mi corazón grita de emoción y orgullo siempre que te veo —. Susurro mientras olía el cabello de la chica —Mi crianza te volvió la mujer más bella y todos han de añorarte...

Todo se volvió en silencio, tan delicado que hasta su respiración quedo en segundo plano.

—Te adoro tanto, mi querida y preciosa niña —. Termino de decir España y México sin poder soportar más su indiferencia hacia ese que llamaba padre termino por soltar su único cigarro y abrazar al hombre.

Cuando la soledad la abrazaba porque no había hombre que ocupara ese lugar, salía del espejo la niña inocente, que aún lloraba por no poder recibir ese calor humano de manera pura.

—... Yo también te adoro, padre.

(Suena Daddy Issues)

Debería actualizar la historia de los perros locos pero aquí ando