Una carta.

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Una voz, sangraba el oído.
Un estruendo, un corazón roto.
La miraba, un mar de lágrimas;
te quiero, no me dejes.
El aliento le falta, a esta
tu vida, tu motivo.

Amable sonrisa, triste razón;
mi razón está en el cielo,
mi razón está a mi lado
en dos, un corazón;
uno marchito, el otro al rojo vivo.

Cálido abrazo, agradable compañía
lo digo yo o lo dice él,
es que es tan brillante y hermoso
pero lo siento oscuro y doloroso;
me quieres, no te quiero dejar.
Mente en blanco, corazón acelerado.

Es una buena razón para irse,
es una malvada razón para quedarse;
deseo irme y vivir en un recuerdo.
No tengas tormento, como el mío;
deseo que me mire a los ojos y sane
el  infinito padecer de mi existencia.

Te pido perdón por el sentir de mi alma,
por no aceptar lo que no pedí;
te pido perdón porque te amo,
por tus lágrimas y tu dolor;
te pido perdón por no olvidarte,
por no aprender a vivir sin tí.

Como un idioma extraño, mis sentimientos.
Dime quién soy,
Yo soy nadie, yo soy nada.
Me quieres, me quisiste;
te quiero, te extraño.

Ahora vivo bajo el agua,
no soy un pez, no respiro;
no soy un ave, no vuelo.

No tengo aliento, no tengo ambición,
le tengo miedo a la vida, a la muerte.
Quiero paz, quiero silencio,
anhelar un mañana, sonreírle a la noche.

Esto es una carta, una despedida
Yo te quiero, no te culpes,
vivo una vida gris.
Es mi culpa, no me quiero.
No sé cómo hacerlo,
no sé cómo aceptarme.

Los pensamientos que nunca salen al exterior.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora