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Al llegar a casa, luego de que K los sacara de clase, estuvieron charlando con Kento, dándole una cálida bienvenida al recién llegado.

Almorzaron todos juntos, como una familia y después se pusieron a ver una película en la sala.

── Harua ──Nakakita, quien se había movido de su lugar, se acercó al menor que estaba recostado prácticamente sobre Fuma.

── ¿Uhm? ──musitó aquel sonidito, y giró su carita, viéndose obligado a sonreír, y sólo por sencilla razón de que Yuma estaba cerca, y así se veía más guapo de lo que era.

── ¿Ya no quieres ir a nuestra cita? Es decir, sé de la bienvenida de Kento-kun; así que, está bien si quieres que la pospongamos ──

── No, yo quiero ir. Vamos, vamos  ──sin más saltó, poniéndose de pie, para agarrar del brazo al mayor y llevarlo consigo fuera de la sala.

Nakakita sonrió a gusto dejándose llevar.

── Sólo debo cambiarme, no tardaré mucho ──

Haru hablaba, mientras Yuma miraba enternecido como el menor ahora sostenía su mano.

── Está bien, yo haré lo mismo ──

Y como los babosos que eran tardaron un ratito en soltarse del agarre sólo porque en verdad se les hacía lindo estar así.

Pero ya tendrían más tiempo para eso.

[• • •]

Y ahí estaban, en un sitio realmente lindo.

El ambiente era la completa definición de aesthethic. Pero es que en Japón habían un millón de lugares con lindas temáticas en los que podías sentarte y relajarte, mientras comías algo delicioso.

Así que ahora Harua y Yuma disfrutaban de su helado, acompañado por un postre raro pero bonito.

Hablaron, se rieron, y hasta robaron porciones del postre del otro.

Todo fluía bien. A pesar de que siempre juraron que la química entre ellos era inválida... Ni siquiera tenían la certeza de eso, si nunca se dieron la oportunidad de dejarla fluir. Y ahora que lo estaban haciendo, no podían estar más contentos.

Se tomaron fotos en los lugares bonitos que habían cerca. Y puede que hasta Nakakita le haya tomado fotos a escondidas al bonito Harua que en ese entonces miraba con lindura las florecitas púrpuras que habían a las afueras de ese lugar.

[• • •]

Ya estaban de vuelta a casa, luego de unas horas realmente bonitas.

── !Oh! Una tienda de mascotas ──murmuró Haru, sin soltar el agarre de la mano de Yuma, acercándose al vidriero.

── Siempre ha estado aquí... ──el mayor se burló un poco.

── Nunca la noté ──Haru hizo una muequita graciosa y se rió.

── ¿Quieres entrar? ──Yuma le hizo un ademán con la cabeza.

── Si entro me querré llevar algún animalito, así que mejor no ──hizo un pucherito inconscientemente.

El castaño suspiró y caminó llevándolo consigo adentro.

── Yuma-kun... ──susurró a modo de advertencia.

── Está bien, puedes elegir el que quieras. No creo que K-kun y Fuma-kun se enojen. Después de todo, Maki tiene a Pandy, y aunque no vive en casa, lo trae de vez en cuando ──levantó los hombros, restándole importancia.

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