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Brillo, aquella sustancia que mantenía viva la destrozada economía zaunita y sustentaba la maldición que los condenaba a ser marginados de los pilties... Alucinante, dañino y adictivo brillo. Aquel que corría por sus venas y lastimosamente la mantenía con vida cada día de su desgraciada vida gracias a aquel que alguna vez llego a ser algo así como su padre decidió no dejarla ir ese día. Ese maldito día.
El brillo le había dado los que ahora eran unos ojos rosados brillantes, casi de un color violeta que dejaba atrás el pequeño destello de azul vivo que le daba esperanza de volver a ser "Pow-Pow", esa niña tan ingenua de antaño que tenía una hermana y buenos amigos. Más ahora recordaba con sorna y acides esos momentos tan felices con ellos, hoy, día de su cumpleaños.
Recordaba tumbada en el piso esos días en los que iban a una tienda a comer pastel y a cantar la estúpida canción del "cumpleaños feliz" para luego no tener más de otra que salir corriendo por que no tenían como pagar, y cuando llegaban a casa... Se daban uno que otro regalo tan pobre que era divertido reírse de la basura que podrían llegar a ser.
Oh, jodidos fantasmas del pasado. Odiaba cuando la atormentaban, suponía que no le quedaría de otra que inyectar otra jeringa del asqueroso veneno zaunita en su podrido cuerpo. Fue cuestión de sentir un pequeño pinchazo en el brazo izquierdo para empezar a alucinar unos minutos después, sintiendo como el poder sucio y la dopamina corrían dentro de su ser y la hacían sentir menos deplorable. Ansiando con esperanza que las alucinaciones que tuviera ahora fueran mejor que las de su mente cuerda o estaría en graves problemas... Grande fue su sorpresa al notar que esta arma de doble filo le había jugado para peor.
—Oh mierda— Dijo la de cabello zafiro al notar la figura alucinógena que estaba frente a sus ojos... Mientras movía como podía la cabeza de un lado a otro y negándose a creer que en realidad sus sentimientos y hormonas le estaban dando una cucharada de su propia medicina —Él no es real Jinx, no es real, no es real...— Se repetía una y otra vez a sí misma al sentir ficticiamente la penetrante mirada jaspe de aquel muchacho.
—Solo cambia de imagen, imagina otra cosa y desaparecerá— volvió a decir mientras subía su antebrazo a su rostro con las pocas fuerzas que le quedaban para intentar no verlo. No ver esa piel oscura y ese cabello blanquecino, no estaba de humor.
<<De verdad que esta vez si que me he pasado>>
—No voy a irme, Jinx— Le contesto el moreno aun mirándola desde aquel ángulo, con una expresión imperturbable y ella solo frunció el ceño, odiaba lo mucho que su mente sabía como reaccionaria ese maldito salvador. Era tan creíble que casi le ofendía como su mente se había atrevido a copiar a ese perfecto ser humano con tal precisión.
—Eres una maldita alucinación. Solo esfúmate maldita sea— Le dijo en voz alta y con cansancio, sintiendo como la droga la hacía emocionar y ponía sus mejillas muy rojas y sus parpados oscuros como el carbón. El suelo estaba helado, pero ella no podía sentirlo no ahora y menos con el fantasma que ahora atormentaba su mente.
—¿Alucinación dices?— inquirió el moreno sentándose al lado de sus caderas, observándola detalladamente y logrando entorpecer sus palabras al sentir como la tela de su pantalón choco accidentalmente con sus muslos.
Se dejaría seducir por qué simplemente se sentó a su lado... ¿En serio? Con solo eso ya había logrado que la vocesita en su cabeza de las malas ideas le permitiera decirle que se dejara llevar por aquella idea que no era tan mala.
Ella era una mala broma, y una que para rematar no tenía gracia, pero...
<<Es ficticio, ¿Qué más da?>> Y esa voz la alentaba a creer, a aceptar que aquel fantasma estaba allí gracias y por los deseos de su mente. —Que más da— y él solo pudo mostrar una cara extrañada ante esa respuesta poco coordinador para la conversación.
—Así es, Ekko... Aun que, si fueras una buena alucinación ahora estarías besándome y no ahí parado como un idiota— La cara del muchacho siguió mostrándose imperturbable, Jinx se preguntaba si seria por que ella no era capaz de imaginárselo teniendo otra reacción ante tal afirmación o si se debía a que su visión de él estaba deformada por todas las peleas y disputas que habían tenido en el pasado. <<Tal vez sean ambas>>.
Hasta que por un momento vio como el moreno alzo una de sus cejas con incredulidad, alzando las piernas de la muchacha para ponerlas sobre su regazo <<Esto si que se siente real>> pensó ella al escuchar como el recogía los tubos de brillo a su alrededor y los tiraba tan lejos como sus brazos le daban —Ja, Ja es tan jodidamente apegado a la realidad que hasta tú yo alucinógeno intenta alejarme de cualquier gota de brillo después de todo lo que paso, ¡es increíble!— dijo la oji-rosa riendo a carcajadas.
—Retiro lo dicho del beso, si lo hicieras dejarías de ser tan parecido al Ekko real— Afirmó nuevamente mientras hacía fuerzas para poder levantarse y apegarse al pecho del cabellera blanquecina, imaginaba que ahora en ese callejón ella debía verse más maniática que nunca al abrazar tan afectuosamente a una pared vacía pero, oye, es mejor una mentira color de rosa que la triste realidad... ¿Cierto?
—Entonces, ¿tú crees que yo no podría besarte ahora?— Inquirió tomando sus manos y entrelazando sus dedos, a Jinx ya no le importaba mucho lo que pasara... Solo quería disfrutar el momento ficticio y dejarse llevar por la adrenalina de las alucinaciones.
—En efecto hombrecito, sin duda alguna el tú real me daría algún sermón de las razones por las que no debería estar drogada luego de tener el tiroteo matutino— Confirmo con tono arrastrado la joven mujer, acercándose y apegándose cada vez más al rostro del varón.
—¿Qué pasaría si te besara ahora, Jinx?— —Le daría las gracias a mi imaginación por darme la mejor puta alucinación de mi vida— —¿Y si te dijera que esto no es una alucinación?— —JA, entonces me colaría tres tubos de brillo más a ver si tienes o no razón— —Bien...—
Sintió sus ásperos labios oscuros rozar con la piel suave de él, tentada y verdaderamente deseosa a unir finalmente su boca con la de ese hombre, riéndose burletera de aquella denigrante imagen dentro de su cabeza al pensar que su enemigo, Ekko, el chico salvador que fragmento el tiempo podría estar con la criminal más buscada de Zaun compartiendo un "beso", wow que ironía. Esto nunca pasaría en la realidad, son cosas que solo una persona drogada podría experimentar.
La verdad es que ella no supo si tuvo o no aquel beso, pero le extraño que a la mañana siguiente cuando despertó una manta de color azul claro cubriera su cuerpo y una almohada relajara su cabeza <<¿Qué demonios?>> Pero sin duda alguna lo que más le sorprendía era poder recordar las vagas imágenes de aquella alucinación la noche anterior... Era extraño, muy extraño.
suponía que después de todo, no fue un cumpleaños tan malo como pensó.
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