Aileen era una estudiante ejemplar, su historial académico y sus notas eran perfectas. Destacaba en todo lo que hacía y era la capitana del club de porristas del equipo de voleibol. Todo en su vida era ideal... o al menos eso era lo que creía.
Su d...
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La manera en qué Keisuke Baji me había besado me había dejado perpleja «dijiste que actuara como si te amara» recordé sus palabras y mi corazón comenzó a latir con mucha fuerza y en mi estómago surgió una sensación extraña. — Es un desvergonzado, como se le ocurre hacer eso. — hablé entre dientes mientras caminaba hacia la salida del instituto.
En realidad no tenía idea de que haría en este momento, lo normal sería que me vieran salir junto a Baji, para que todos asuman que va a llevarme a casa, pero... no me atrevo a verlo a la cara después de ese beso. — Ya fueron demasiadas emociones por hoy. — Supongo que no tiene nada de malo que regrese yo sola, siempre hay una primera vez para todo. Camine lo más normal posible, aún hay una que otra persona que murmura al verme pasar, debo acostumbrarme a eso; todos seguirán hablando de mí hasta que haya un chisme mejor en el instituto.
Reconozco a algunos miembros del equipo de voleibol, no quiero ver a mi ex novio, no quiero que me vea sola. Me doy el doble prisa para atravesar el estacionamiento delantero cuando a lo lejos distingo el auto de Ryu, me paré en seco y enseguida saqué mi teléfono celular para fingir que veo algo importante. No pude ver con claridad pero estoy segura de que el asiento del copiloto estaba ocupado por Miya.
Ellos iban a volver juntos a casa como una pareja...
— ¡Aileen! ¡Espera, volvamos juntas a casa! — la escandalosa voz de Hana me saco de mi trance.
No sabía que decir, no porque no quisiera su compañía. Cuando conocí a Miyamura poco a poco fui dejando de hacer cosas con Hana, tanto que llegó un punto en dónde solamente nos saludábamos en los pasillos de la escuela o cuando caminábamos al instituto por las mañanas, y la mayoría de las veces solo era cuando por casualidad nos encontrábamos por en el camino.
¿Por qué después de eso ella todavía sigue siendo igual de amable conmigo?
— ¿Escuchaste lo que dije, Ai? — movió su mano de lado a lado frente a mi rostro.
— Pe...perdón Hana. Si, te escuché. Es solo qué...
— ¿Sólo...? — me miró expectante.
— No sé, no quiero que pienses que he vuelto a hablarte solo porque Miya me traicionó. Quiero decir... me aleje un poco de ti y de la amistad que teníamos.
Me miró por unos segundos y después esbozó una ligera sonrisa comprensiva.
— Miya nunca me agradó. Pero entendí que estábamos creciendo y que llegarían más personas a nuestras vidas. Nunca me sentí compatible con ella, sin embargo; jamás consideré que dejáramos de ser amigas.
