Y sin pensarlo en absoluto, Juan terminó mordiendo una de las orejas de Spreen.Lo que pasó después de aquello es digno de un premio.
El oso se estremeció ante el contacto repentino y sobre todo doloroso, no había estado mintiendo cuando dijo que sus orejas eran muy delicadas.
—¡JUAN, BOLUDO, QUE MIERDA CONTIGO CHUPAPIJA, HIJO DE TU REPUTÍSIMA MADRE!
La reacción del pelinegro fue apartarse del hechicero, dejándolo recostado en la cama con un empujón y él alejándose al ponerse de pie en medio de la habitación.
Juan se estaba muriendo de la risa.
Las fuertes carcajadas se detuvieron al sentir un peso encima suyo, Spreen había vuelto a subirse en la cama... específicamente encima de él.
—Spreen, apártate, pesas un chingo...
—Ya me cansé de escucharte, pelotudito.
Sintió unas finas garras rozando sus descubiertas piernas, apretando en algunas zonas y evitando con maestría detenerse cerca de su entrada o miembro.
—Date la vuelta.
El omega se quedó desubicado ante la orden, sintiendo un nuevo revoltijo en su estómago. La calidez tan concentrada se había disipado ante el rato que pasó riéndose del oso, pero parecía estar volviendo.
—¿Te vas a dar vuelta o querés que te voltee?
Juan decidió hacerle caso, no porque se haya puesto más mojado ante la orden, sino porque no quería tener tantas marcas de rasguños como la vez pasada.
Después de voltear quedó acostado sobre su estómago y casi por reflejo de su propio cuerpo levantó la parte inferior con las rodillas apoyadas en el colchón. En un primer momento se le hizo incómodo para su columna, pero decidió pegar su pecho contra la cama, curveando sus caderas y dejando su retaguardia expuesta.
A todo el movimiento tan ajetreado, empezó a sentir calor y el sudor formándose en su cuello le recordó que aún llevaba puesta su sudadera rosa.
Quiso levantarse para quitársela, pero una mano posicionándose en su espalda alta lo mantuvo pegado al colchón.
Mirando hacia atrás al lado izquierdo vio cómo Spreen se acercaba más y más a su cuerpo.
—Ni pienses en levantarte, a menos que yo lo diga...
Juan se sintió curioso, a través de la bruma de la excitación, con respecto al tono y las palabras que el oso diría.
—La mordida que me diste se notará sólo por unos días, pero te aseguro que la sentiré por una semana.
Sintió las manos acercándose a su trasero, una de las garras redondeando su humedad alrededor de su entrada y un ligero frote en su perineo.
Se estremeció ante la amenaza que sabía que se vendría.
—Capo, te prometo que esto también lo sentirás por una semana.
Sintió que Spreen tomó su propio miembro, acomodándolo entre sus piernas y con una palmada en su pierna derecha, Juan entendió el mensaje y procedió a cerrar ambas, con eso dejó al pene entre sus húmedos muslos.
De por sí sentirlo dentro suyo era una experiencia, sentirlo entre sus muslos solo terminó por hacerlo lubricarse aún más por la expectación. Ambos miembros, del pollero y del hechicero, se rozaban uno con el otro: sintiendo lo duro y caliente que estaba el contrario.
Spreen se tomó un momento para relajarse antes de empezar a embestir, retrocediendo un poco y estrellándose contra la retaguardia del castaño.
Sentir el lubricante chorreando sobre su miembro se sentía tan obsceno, su respiración empezó a acelerarse debido a la presión y el calor que sentía por estar en esa pose con el omega.
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𝐔𝐧𝐡𝐨𝐥𝐲 𝐒𝐩𝐞𝐥𝐥 | Spruan (Omegaverse)
ФанфикSpreen, como todo empresario millonario, tiene ideas millonarias. Por eso, decide empezar la creación de una pócima que acaba con los celos de omegas y alfas, todo esto con ayuda del hechicero supremo Juan, pero el camino hacia la versión final esta...