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¿Estaba bien que hicieran eso?

Ambos estaban en celo y Spreen no tenia ni la más mínima idea de cómo terminaron en su casa de tierra.

Y con lo insistente que estaba Juan, por no decir desesperado, se había olvidado del maldito condón.

Aunque no culparía a nadie por olvidar algo si fuese por el omega... el mismo omega que ahora se encontraba montándolo.

-Alfa...

Sus caderas no evitaron empujar hacia arriba ante el llamado tan lascivo.

Un gemido salió de los rojos labios de Juan.

Spreen se encontraba recostado en su cama con el castaño encima suyo, parecía haber tomado las riendas en esta ronda y al oso no podía importarle menos ni molestarlo más.

Con las piernas apoyadas en la cama y las manos del omega sobre sus hombros no tenía mucho que pudiese hacer más que acariciar al más bajo.

Cada vez que el castaño se levantaba para volver a sentarse en su polla sentía como una nueva cantidad de lubricante salía de su agujero. Y otra y otra vez... el ritmo que mantenían se sentia perfecto.

Él con sus garras se concentraba en acariciar los pezones y apretar de vez en cuando las nalgas del castaño, asegurándose de no rasguñar con tanta fuerza. Motivándolo a tomarlo con mayor rapidez se permitió no aguantarse los gemidos esta vez.

Juan es el que se divertía más.

-Juan, Juan...-Spreen susurró con deseo.

Sus movimientos eran lentos pero calculados, asegurándose que la polla no saliese del todo de su entrada pero haciendo que cada embestida fuese profunda. El abdomen del hechicero se contraía con sólo pensar en el nudo que conseguiría en su interior cuando hiciera correr a su alfa.

La expresión del oso valía oro puro, Juan también se hallaba probando cuánto tardaría este en empezar a empujar para llegar a su clímax.

-Spreen...

El hechicero hizo una pausa para acomodarse mejor y en ese inocente movimiento giró las caderas.

-¡Mmh! ¡Juan!-podía jurar que estaba cerca de correrse.

La mirada del más alto fue a parar en la unión con el omega. La vista era tan lasciva, la entrada del castaño estaba tan mojada que su lubricante chorreaba por toda su ingle, sin mencionar que estaba tan estirada alrededor de su polla y eso solo complacía aún mas al alfa.

Apenas había pasado un rato desde que se quedaron sin ropa y el oso no entendía cómo Juan lo había dejado de esa forma, empezaba a sospechar de los múltiples testeos que hicieron para el experimento ese...

Se distrajo de su razonamiento previo al sentir las manos de Juan moverse de lugar: una en su cuello y la otra en el pecho del oso, ninguna sin apretar demasiado... hasta que sintió unas garras enterrarse en su piel.

Se despertó sobresaltado debido al dolor, Spreen se sentó en su cama sin caer en cuenta que con el movimiento había tirado a Pelusa de la cama. El gato se encontraba indignado ahora en el suelo, sus maullidos hicieron que el hibrido terminara por salir de la bruma del sueño que había tenido...

-Boludo, no puede ser...

Se llevó las manos cubriendo su cara, volvió a echarse a la cama mientras ahogaba un grito de frustración.

Estaba en su cama, en la casa de tierra, y no había visto a Juan desde la última prueba, la cual fue hace casi 3 semanas.

Sabía que haber tenido ese sueño no significaba nada, era sólo su instinto alfa siendo un imbécil de mierda. Ni siquiera podría considerar aquello un sueño, desde su lógica el oso creía que los sueños son cosas que nunca pasarán.

𝐔𝐧𝐡𝐨𝐥𝐲 𝐒𝐩𝐞𝐥𝐥 | Spruan (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora