CAPÍTULO ÚNICO

548 46 33
                                    

Se escuchaba que tocaron tres veces en la puerta de la habitación de Nathalie Sancoeur, ella se encontraba en cama trabajando desde el monitor táctil que le había proporcionado Industrias Tsurigi, gracias a las influencias de Gabriel, su jefe.

Un simple pero audible "adelante" de parte de la pelinegra se hizo notar en la habitación, y se abrió la puerta. Al ver de quién se trataba suspiró malhumorada y puso los ojos en blanco, mientras volvía a su trabajo.

En efecto, no era nada más ni nada menos que su jefe, entrando algo apenado y cabizbajo, su traje y su cabello destacando al ser completamente blancos. Se posiciona junto a la cama de la Sancoeur y trata de esbozar una sonrisa.

—¿Cómo sigues?

—Igual que siempre —contestó fríamente sin quitarle los ojos a la pantalla.

—¿Podemos hablar?

—¿Y qué es lo que estamos haciendo ahora, señor Agreste? —respondió sarcásticamente, aún mirando la pantalla.

Gabriel suspiraba derrotado, se le acababa la paciencia con lo difícil que se comportaba su asistente.

—Nathalie, por favor deja eso y ponme atención —la pelinegra rodó los ojos y lo miró con una vista harta, él la veía con algo de melancolía —¿hasta cuando vas a dejar de estar en ese plan de tratarme así?

—No lo sé, ¿hasta cuándo te darás cuenta que es inútil seguir con esta idea tonta de conseguir los miraculous y lo mejor es aceptarlo y seguir con tu vida? —se cruzó de brazos.

Touché. Pero sabes que lamentablemente ahora ya no puedo retractarme, necesito conseguir esas joyas sí o sí... Adrien no merece estar solo...

—Lo sé... —replicó simplemente con una voz quebradiza y llena de dolor.

Ambos desviaron sus miradas viendo a la nada, Gabriel se posicionó más cerca de ella, estaban sentados en la cama hombro con hombro.
Aún con la vista perdida, Gabriel suspira y rompe el silencio.

—Nos estamos muriendo, Nathalie... Los dos...

La habitación se volvió a quedar en silencio, ya que la azabache no le respondió pero solo miraba a la nada, preocupación en su rostro e incluso miedo. Trataba de conciliar sus emociones pero a este punto parecía algo imposible.
Gabriel por el otro lado, sentía como lágrimas se formaban en sus ojos, su respiración se agitaba y su cuerpo empezaba a temblar. Y cuando no soportó más, se quebró en llanto, dejando en shock a Nathalie.

—¿¡Gabriel?! ¿Estás...?

Pero antes de que acabara su pregunta, él se abalanzó sobre ella y la abrazó con tremendas fuerzas mientras lloraba en su pecho, lucía como un niño pequeño llorándole a su madre.

—Nunca quise que sucediera todo esto. Yo solamente quería los miraculous, quería traer a Emilie de vuelta... No quería al principio lastimar a los ciudadanos, no quería exponer a mi hijo a ningún tipo de peligro, no quería que por culpa mía estés muriendo y ahora me sucede lo mismo. Tenemos poco tiempo... Aunque, yo me lo merezco, este cataclismo... Me lo merezco por todos mis errores, pero te sigo arrastrando a ti y a Adrien en este desastre... Y ahora que estoy arrepentido, es cuando ya no hay que parar... Necesito salvarnos... Por lo menos a ti si solo puedo hacerlo a solo uno de nosotros, Adrien está en mejores manos contigo que conmigo...

El corazón de la Sancoeur se estrujó y abrazó de vuelta al diseñador, mientras también pequeñas lágrimas recorrían sus mejillas. Gabriel lloraba como un niño pequeño que había perdido algo. Ella lloraba en silencio.

Por más errores que haya cometido y por más enojada que esté con él, Nathalie seguía perdidamente enamorada de Gabriel, y no le dolía, le ardía verlo en ese estado. Quizás no llegó a extremos como aquella vez que Emilie falleció, pero se había descontrolado. Y a pesar de todo esto, a Nath le seguía doliendo que él se pusiera así por otra mujer. Ella jamás sería competencia para Emilie, Gabriel siempre la escogería a ella, y no a Nathalie.
Pudo escogerla aquella vez que estaban de expedición, pero él se decidió por la rubia, quien fue amor a primera vista y recíproco. La que sobrara aquí era tristemente la azabache.

Solíamos ser algo... [ONE-SHOT GABENATH] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora