I

185 10 0
                                    

Después de meses en calma y paz, el pueblo demaciano por fin podía dejar de preocuparse. Además, había algo que a todos emocionaba; la gran boda de sus héroes.

Aquella festividad parecía ser más esperada que la boda real del ahora rey de Demacia, y es que nadie podía olvidar aquellos acontecimientos por los que la gran dama luminosa había pasado.

Tras su cambio de imagen y su personalidad ahora más segura y alegre, Lux estaba en su propio paraíso. Todos la amaban, mas había alguien que la amaba mucho más que el resto. Este joven se encontraba pensativo en su balcón, mirando los paisajes de la gran ciudad. Sus pensamientos volaron cuando su prometida entró a su habitación.

—¿Cómo está la chica más famosa de Demacia? —preguntó con carisma.

—No exageres... —sonrió.

—No lo hago.

Ezreal se acercó a Lux, y le abrazó dándole un beso en la frente. Luego le miró fijamente.

—No puedo creer que en unos días seré tu esposa. Esta sí es mi boda soñada.

—Solo espero que llegue rápido ese día.

—Será grandioso.

Besó suavemente su mejilla, y luego se acomodó junto a él en el balcón de la habitación. Tenía una vista preciosa, que maravillaría a cualquiera.

—¿En qué piensas? —preguntó Lux.

—Nada, es que yo... quizá extraño un poco nuestras aventuras.

—¿Extrañas estar cerca de la muerte? —dijo riendo.

—No, pero la adrenalina del momento, los tesoros, y las ocasionales batallas sí. Era divertido.

—Cuando seas guardia de la Corona no te faltará diversión.

—Sí... espera, ¿qué dices?

—Ya sabes, cuando nos casemos te harás parte de nosotros. Serás un Crownguard, ¿no te parece genial?

—¿Qué? Yo en la... ¿nobleza?

—¿Es algo malo?

—Supongo que no... solo que no me mencionaste nada.

—Bueno, me lo propusiste en un momento extraño, no quería arruinar el momento con todos los detalles.

Hubo silencio. El romántico ambiente ahora se había vuelto tenso e incómodo.

—Escucha, no tenemos que hablar de eso ahora. Lo solucionaremos.

Dijo la chica para romper el hielo, para después acariciar la mano de Ezreal quien aún seguía muy confundido.

—Sí, tienes razón. Es decir, sobrevivimos a cosas mortales, esto solo es un detalle.

—Te veré en la cena.

La joven se retiró sin antes darle un beso a su novio, quien sonrió. Mas esa sonrisa desapreció cuando Lux abandonó la habitación.

Tal vez por el amor que sentía y la felicidad consecuente de ello, el chico no había notado lo rutinaria que se estaba volviendo su vida en Demacia; despertaba, se ponía la ropa que sus sirvientes le dejaban, bajaba al desayuno con la familia de Lux, asistía a una que otra ceremonia y así hasta que el día terminaba.

Fue distraído nuevamente de sus pensamientos, cuando tocaron la puerta y sus sirvientes acomodaron un traje elegante para la cena.

—Este es distinto —dijo a los empleados.

I'm a mess... (Ezreal x Lux) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora