La luz del sol invadió sus párpado. Aquella molestia hizo que despertara de un profundo sueño, y cuando se repuso por completo, se percató de un peso en el torso. Se trataba de la joven rubia que aún dormía plácidamente sobre él, sin intenciones de moverse. Él acarició su suave piel y sonrió. Pero luego recordó lo que había acontecido el día anterior, y con extremo cuidado, para no despertar a la chica, se hizo a un lado y se vistió sigilosamente, pues estaba dispuesto a averiguar de qué se trataban los extraños sucesos de la noche pasada.
Mantuvo su discreción hasta salir de la habitación y corrió hacia la puerta principal. Al parecer nadie de la familia estaba despierto, lo que le resultó ventajoso para no dar explicaciones a nadie.
Saludó a los guardias que vigilaban la entrada, y les dijo que solo iría a "estirar las piernas", algo nada anormal viniendo de Ezreal, pues recurrentemente daba paseos por la ciudad, mas esta vez pretendía ir un poco más lejos de ella.
Después de unos veinte minutos caminando, llegó al lugar del evento que había dejado a todos atónitos. Nadie parecía estar vigilando, sin embargo había un montón de cintas de advertencia que cubrían el gran hoyo en donde había caído el meteorito morado. El joven las pasó sin titubear, y se acercó al extraño y voluminoso objeto.
Sacó de su bolso un pico de hierro y comenzó a agrietar el meteorito, tomando una muestra que resplandecía por todo el lugar. Antes de que pudiera guardarlo, fue interrumpido por una voz femenina.
—Yo no haría eso si fuera tú.
Ezreal fingió no estar haciendo nada, y escondió la muestra en una de sus manos. Luego se volteó, y observó a una chica con rasgos extraños, pero a la vez hermosos. Algo le decía que ella podía estar vinculada con el objeto.
—¿Puedo ayudarla, señorita?
—Devuelve esa roca a donde pertenece. Es demasiado peligrosa...
—Nunca te había visto por aquí. ¿Cuál es tu nombre?
—Dije que la devuelvas. Me estás obligando a atacarte, y no quiero hacerlo —dijo, extendiendo su mano.
Ezreal obedeció desalentado, mas antes de entregar la piedra que había sacado del meteorito, la raspó con sus uñas con el objetivo de permanecer con algún rastro de ésta, con el fin de poder examinarla.
—No quiero problemas... aquí tienes.
—Gracias —la recibió.
—¿Ahora me dirás tu nombre?
Antes de que la conversación continuara, ambos oyeron a los guardias demacianos acercándose, y entonces cada uno se fue por un lado distinto. La joven no había dejado rastro, era como si nunca hubiese estado ahí, y por más que intentó divisarla, Ezreal no la encontró. Lo que sí tenía en su poder, eran pequeñas piedras que consiguió con su maniobra, las cuales seguían resplandeciendo. Las guardó, y procedió a retirarse del lugar sin ser visto, con la intención de volver a la residencia de los Crownguard.
En la gran casa Lux aguardaba al chico, pues se había extrañado de que no le avisara nada.
Terminó de prepararse para bajar a desayunar en el gran salón, en donde esperaban sus padres y hermano.
—Buenos días, Lux —le dijo su hermano con una sonrisa.
—Buenos días, Garen, padres... ¿Alguno ha visto a Ezreal? —preguntó mientras tomaba asiento.
—Debe haber ido a caminar. Siempre lo hace —respondió su hermano.
—Sí, pero suele avisarme.
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I'm a mess... (Ezreal x Lux)
FanfictionTras un poco de paz, vuelven a llegar problemas y desastres a la vida de Lux. Entre ellos su relación con Ezreal ha pasado por altos y bajos, haciendo que los dos se pregunten si tiene sentido continuar. Mas en el fondo saben que uno sin el otro jam...