Bonita Casualidad [YoonSeok]

♡Capítulo 9.

El tan esperado día del almuerzo por fin llegó, y nada más escuchar la alarma, Hoseok se desperezó y salió de la cama. Sin embargo, luego recordó que Yoongi no pasaría por él hasta la una, y era sábado, así que no había motivo para no dormir un poquito más.

Aquella semana se le había hecho tremendamente larga, primero porque estuvo esperando con ansias un mensaje de Yoon, y luego porque aguardó impaciente el almuerzo del sábado durante dos días más. Pero la espera había llegado a su fin, ese día volvería a verle, a escuchar su voz, a respirar su embriagador aroma a menta.

Una vocecita en su cabeza seguía repitiéndole que no se hiciera demasiadas ilusiones, pero al mismo tiempo, otra voz en su corazón le susurraba que no tenía nada de malo emocionarse. Aunque a Yoongi no le gustara de la misma forma, debía estar contento por al menos haberle conocido pues mucha gente pasaba su vida en siquiera cruzarse con su pareja destinada.

Sonaba tan bonito... pareja destinada, alma gemela. Hobi se quedó dormido de nuevo, abrazando la almohada con una tierna sonrisita en los labios.

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¡Ay no, ay no! No podía ser tan tarde... ¡¿cómo podían ser las doce y media ya?! Seok se había quedado dormido y el reloj traicionero había avanzado corriendo de la mañana al mediodía. Yoongi no tardaría en llegar y él no estaba listo para salir.

Con un poco de esfuerzo, logró ducharse, vestirse, calzarse y peinarse a tiempo. Se miró en el espejo una última vez cuando a la una en punto le llegó un mensaje del mayor, quien ya se encontraba abajo. El cabello bien, el pantalón blanco bien, la camiseta celeste a juego con las zapatillas deportivas azules, bien también... Todo en orden.

Respiró hondo y salió de casa con el corazón a mil, eufórico por ver al alfa tras tantos días.

Yoongi había aparcado al otro lado de la calle, justo detrás de aquel contenedor contra el que Seok había chocado la semana anterior; ahora recordar la anécdota le hacía gracia, pero en su momento no le había parecido divertido en absoluto. Eso sí, se sentía orgulloso de la forma en que pudo manejar la situación, y por supuesto, el vehículo. Pero no pensaba volver a sentarse detrás del volante sin tener el permiso de circulación. ¡Locuras las justas!

Se saludaron cuando Hobi entró en el automóvil e intercambiaron un par de sonrisas un poco tímidas, porque aunque se alegraban de verse, recordaron cómo terminó todo la última vez que estuvieron en ese vehículo. No obstante, los nervios de Seok se relajaron rápido al sentirse envuelto por el agradable olor a menta que inundaba el coche.

Miró a Yoon por el rabillo del ojo con disimulo; llevaba una camisa a cuadros, pantalón negro y zapatillas del mismo color. Se disponía a verle el rostro de perfil también, pero en ese instante Yoongi giró un poco la cabeza hacia él y Seok rápidamente fingió estar distraído mirando por la ventana.

— Espero que tengas hambre porque mi hermano me ha dicho que hoy prepara sus platos estrella, y son porciones bastante grandes — comentó el mayor. — Sirven comida coreana y francesa, pero yo pido la coreana siempre. Ya verás, te gustará mucho.