—¡El coño e su madre, vale! —Amén, hermano.
Ese grito lo pegó un carajo que estaba explayao' en un mueble en la sala de una humilde morada caraqueña. De la arrechera que agarró al ver algo en su xiaomi, se enderezó sintiendo un puntazo en la espalda.
Enderecen esa espalda, gente. Seguro andan leyendo con esa espalda como Quasimodo.
—¡Qué pasó, Taerluis?! —le repicó otro carajo que estaba era cocinando, lanzándose los mejores trucos de master chef venezolano chimbo.
—Nojodas, Jungo, no vas a creer el beta que acabo de ver, nojodas. ¡Mardita sea!
En esas se acercó al otro que estaba de espaldas a él, pero de frente a la cocina. Y ahí vio la obra maestra del tal Jungo (se lee Yungo). Una masa de pastelito a la cual le hizo unos huecos simulando unos ojos, una bemba echa con dos troncos de salchichas, y una nariz a lo bestia con dos huecotes.
El tal Jungo se giró mostrando esos dientes ante de agarrar dos yemas que tenía aparte y colocarlas sobre cada ojo, donde luego agregó dos granos de caraotas simulando las pupilas drogadas de esa cara.
—Pásate la pasta que sobró anoche —le dijo al tal Taerluis, ese que negó pero igual aportó cero seriedad y buscó la pasta en la nevera.
—¿Quevajase'?
—Tatequieto, chico. —Agarró las greñas de pasta y las colocó por encima de la masa de pastelito que, cabe mencionar, estaba negra toda quemada ya, y zas, la pasta conformaba el cabello de que aquella estrambótica cara—. ¡Cha chan!
—Tú si eres marico e verdad... —murmuró el otro negando, pero sonriendo.
—No voa' se' marico si me vivo metiendo contigo. —Empezó hacer un twerk, abiertote y meneando nada más ese culito, pero de repente se en serió, y se enderezó de frente al otro que tenía esa jeta amugá—. ¿Qué fue lo que viste?
Taerluis arrugó esa nariz como que le hedía a miércoles, aunque sí hedía pero a quemado, pero él la arrugó fue porque recordó el beta que vio en el teléfono, específicamente en Instagram.
—Primero, deja de estar gastando la masa de pastelito en tus mentepolladas, mira que cuesta vender cigarros en la universidad. Y el otro trabajo de mecánico en el terminal, no me da.
—Coño, papi, pero no te pongas así —murmuró, pero lo que estaba era batallando para sacar la bendita cara con un tenedor, y a su mejor solución, fue echarle agua a ese salten hirviendo en aceite... Y no hace falta decir que esa vaina agarró candela feo. Y a su mejor solución, nuevamente, fue lanzarle el trapo de cocina...
—¡El coño e su madre, Jungo! ¡Te voy a tener que prostituir!
Al rato cuando Taerluis tuvo que hacerse cargo del desastre del otro, dando por perdido aquel sartén cual era el único con el que contaban pa' fritar, más el trapo de cocina que no era más que una franela de él que estaba ahí porque no hallaba con qué bajar la olla de pasta, más la hornilla que ya no daba candela porque se tapó... Se sentaron los dos en la sala a comer galletas charmy porque es lo que había, mientras Taer contaba el beta que vio.
—¡Pero cómo quieres tú que me haga pasar por tu novia preñá, Taer! —esa R al final, pronúncienla como por tres r's.
—¡Coño, pero piénsalo, vale! —Ya los dos estaban de frente gritándose a lo bestia en aquella salita de una casita—. ¡Es la única solución factible! ¡Los dos andamos es mamando y loco! Nojoda, mardita pobreza —zas, le metió una patada al mueble y mala de él, porque se dio en to el deo' chiquito—. ¡Argh!
—No, sí. ¿Y por qué yo el preñao'? Nojodas. ¿Por ser el más pasivo? Que conste Taerluis, que el otro día te dejé fue manqueando como por tres días.
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Un de todito, mamex.
Fiksi PenggemarNada, o sea cuentos, betas, vainas, situaciones que se me ocurran y me parezcan graciosas y las convierta en un one shot. ¿De qué ship? ¿De cuál grupo? Esto es un de todito, gente. Usted métase y vea que hay de todo.