Prólogo

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Caminar por los pasillos del instituto a primera hora de la mañana suele ser complicado, más aún si estás sumergido en tu teléfono móvil y dejas de prestar atención a todo a tu alrededor. Pero nadie podía culparlo, quizás tan solo podían echarle la culpa a los múltiples cafés que había tenido aquel día.

Llevo tres cafés y ni siquiera son las 8 de la mañana.

Creo que no ha sido
muy buena idea

Tengo sueño

¿Maratón de las chicas Gilmore en mi casa hoy?

¿Por qué no respondéis?

¡¡¡Hola!!!

TAYLOR:
Harry, son las siete de la mañana.

NIALL:
Necesito más de un café para soportar esto.

Sois unos aburridos

LIAM:
Te queremos, pero quizás es demasiado pronto para tanta energía.

Harry frunce el ceño ante aquel último mensaje, y rápidamente se prepara para escribir el mayor testamento sobre porque nunca es demasiado pronto o tarde cundo se trata del café o de su serie favorita.

Pero mientras mueve los dedos con prisa a través de la pantalla, su visión se vuelve oscura y de golpe, choca contra algo.

O más bien, alguien.
Alguien que olía a perfume y cigarrillos...

—¿Estas bien? -Pregunta, mientras el rizado levanta la mirada para toparse con aquellos ojos azules.-

Al verlo no puede evitar sentirse un tanto cohibido, mientras se regaña mentalmente por no haber prestado más atención a por dónde iba. Aunque también debe ser su maldita suerte, que entre todos los alumnos en el instituto se haya topado con Louis Tomlinson.

Sus ojos azules lo miran con confusión mientras se retira los audífonos que siempre lleva puestos, y Harry esta tan sorprendido que no se muy bien que hacer o decir.

Louis era el misterio de la pequeña ciudad. Nadie sabía realmente nada sobre él o sobre su familia, tan solo que tenían dinero y vivían en una enorme casa en mitad del bosque. Taylor solía bromear con que es el Edward Cullen del pueblo.

Y tiene algo de lógica, porque es extremadamente atractivo y tiene esa aura misteriosa que atrae a que todo el mundo quiera acercarse a él y descubrir los secretos que se ocultan tras aquellos ojos azules y su rostro siempre inexpresivo.

—Sí, lo siento. -Responde en apenas un susurro.-

Louis se limita a asentir.

—Ten más cuidado la próxima, podrías hacerte daño. -Dice en voz baja, mirándolo fijamente a los ojos.-

Es lo último que dice antes de volver a ponerse sus audífonos y comenzar a caminar de nuevo entre la multitud del pasillo.

Wildest dreams - l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora