Prólogo

1.4K 175 242
                                    


—¡Esto no se va a quedar así, papá!, está humillación no se la voy a perdonar, ¿quién se cree que es, ese tal Mew Suppasit?

Gulf, lleno de rabia y de coraje, gritaba y manoteaba, no sabía cómo expresar lo que sentía por lo que le había hecho Mew.

—No por ser hijo de uno de los líderes de la Triada puede hacer lo que se le dé su regalada gana —continuó descargando su coraje con su padre.

—No me explico qué pasó, según Alexander, Mew ya estaba en Bangkok. Voy a tener que ir a Hong Kong para saber qué pasó —dijo su padre.

Como líder de la mafia, solo se veían en persona para arreglar asuntos importantes. En cuanto a los teléfonos, evitaban lo más posible usarlos.

—Deberían de calmarse —interrumpió el tío de Gulf—, tal vez le pasó algo, saben a lo que estamos expuestos en este negocio. Sí, deberías ir a Hong Kong para saber qué pasó —dirigiéndose al señor Kanawut—, y tú mismo traer a Mew, si es necesario.

La alianza que iban a hacer con ese matrimonio no se podía romper. Estaban en juego no solo su poder y liderazgo, sino hasta sus propias vidas. Los Yakuza y el gobierno chino estaban pisandoles los talones y tenían que arreglar sus problemas internos para poder ganar esas batallas.

La unión hace la fuerza, pero en su propia casa había divisiones, todos querían gobernar a todos. Tenían la seguridad de que con este matrimonio se acabaría aquello. Unidos de esa manera, podrían luchar juntos contra las demás mafias orientales y occidentales.

Pero Mew no apareció en la boda, y Gulf, a pesar de que no quería casarse, estaba molesto. Era una humillación estar esperando a este hombre y que lo dejara plantado.

¡Nadie deja plantado a Gulf Kanawut!

—¡No me voy a calmar, tío Mild, está humillación me la va a pagar muy caro!

—Tu no vas a hacer nada más que casarte —sentenció su padre—, cuando regrese de Hong Kong, te casas con Mew Suppasit.

—¡No me casaré!, primero muerto antes que humillarme y aceptar casarme con él.

—¡Tu vas a obedecerme que para eso soy tu padre!

—Sí, eres mi padre, pero eso no te da derecho a obligarme a casarme con un total desconocido, ya te dije: ¡No me caso!

—Sí, eres mi padre, pero eso no te da derecho a obligarme a casarme con un total desconocido, ya te dije: ¡No me caso!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En otro lado de la ciudad

—Mew, tu padre estará furioso porque no fuiste a tu boda —le dijo Nuree, mano derecha de su padre.

Fue enviado con él para cerciorarse de que se casara. Pero Nuree también era amigo de Mew. Estaba entre la espada y la pared.

—Él no va a decidir por mí, Nuree. No me voy a casar con un total desconocido. Si quiere ser líder y unir a las tres familias, se puede hacer de otra manera.

¡NO ME CASO! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora