Capítulo 1

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  —Alexander, esto se está saliendo de control —Kinn estaba en la oficina de Suppasit hablando seriamente con él.

  —Alexander, esto se está saliendo de control —Kinn estaba en la oficina de Suppasit hablando seriamente con él

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  Los problemas dentro de su organización estaban cada vez peor. Todos querían gobernar a todos. Pues el hecho de tener opiniones diferentes y no llegar a ningún acuerdo, los estaba llevando a perder más y más territorio.

  Nadie quería trabajar con una organización que no tenía claro su objetivo. Y mucho menos donde sus integrantes no eran uno solo.

  —Sí, tienes razón, pero ¿qué podemos hacer? Tenemos que acabar con esto pronto, las mafias rusas están ganando el territorio de Colombia y Estados Unidos, todo porque nuestra gente no quiere obedecer órdenes de nosotros.

  —Creo tener una solución. Ya lo hablé con Pruk y su hijo, y ellos están de acuerdo. Aunque Pruk ha querido ser el líder supremo, sabe muy bien que le falta mucho por hacerlo. Es mejor hacer una unión de tres para que todo marche sobre ruedas.

  —¿Qué tienes en mente?

  —Unir a las familias definitivamente. Un acuerdo que no será fácil romper. Una unión donde vean que no somos enemigos. Creo que lo ideal sería casar a nuestros hijos.

  —¿¡Qué!? —Alexander grita con asombro—. No puedo hacer eso. Siempre he dejado a mi hijo tomar sus propias decisiones en cuanto a sus parejas. Y en su matrimonio nunca me voy a meter con él o la que decida ser su pareja.

  —Piensalo, Alexander. Si tu hijo se casa con mi hijo, que es doncel, nuestra gente verá que de verdad no nos odiamos —Kinn trataba de razonar.

  El tampoco quería someter a su hijo a un matrimonio forzado. Pero al ver que era la única solución no le quedó de otra que él mismo proponerlo.

  —Muchas veces he oído comentarios donde dicen que tú y yo somos enemigos a muerte —continua Kinn con sus argumentos—. Si casamos a nuestros hijos, verán que no es así, y que luchamos por el bienestar de nuestras familias. Sobre todo porque queremos que la Triada sea la mejor y más grande mafia que haya existido jamás.

  Alexander solo se quedó pensando en las palabras de Kinn, aunque era cierto que respetaba las decisiones de su hijo, últimamente, en cuanto a su pareja, no había tomado muy buenas decisiones.

  —¿Estás seguro de que quieres someter a tu hijo a un matrimonio así? —cuestionó Alexander—. Si es doncel, ¿no se supone que le debes buscar un buen esposo, o por lo menos que él decida con quién casarse?

  —Sí, tienes razón, pero para mí no hay mejor partido que tú hijo. Aunque no lo conozco físicamente, sé que es el mejor de tus hombres. Y el mejor en su trabajo. No es como otros hijos que quieren salir de esto y rechazan todo nexo con sus padres mafiosos.

  Ni Alexander ni Kinn conocían a sus hijos, y no porque no hayan querido sino por protección a ellos mismos.

  No querían, si en algún momento los secuestraban, dar información como esa. Sus hijos eran su punto débil, pero también su punto fuerte, y por eso, incluso los esconden de sus mejores amigos.

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