DARKSIDE [Satoru Gojo]

Prólogo

暗殺者
[ASSASSIN]

Misaki

Actualidad...

No recuerdo cuándo había dejado de ser simple diversión... Cuando era una niña no lo hacía con malas intenciones sino como un juego que me parecía muy divertido. Había encontrado un libro y, aunque no sabía leer, podía entender las imágenes. Así que, en medio de la oscuridad, encendí una vela y junté mis manos.

Así creé sombras.

La sombra de un conejo.

La sombra de un caballo.

La sombra de un perro.

La sombra de un humano.

Sombras que ahora mismo... Ya no son un simple juego divertido.

Llevaba media hora deambulando por el salón, actuando como si no supiera que tenía sus ojos encima de mí.

Sin embargo, podía llegar a ser bastante paciente cuando se trataba de trabajo. No podía decir lo mismo de él. Se estaba acercando, así que me vi obligada a ir a mi punto estratégico.

Caminé entre las personas que estaban bailando y conversando. Sinceramente, si se omitían todos los adelantos tecnológicos y los vestidos reveladores, esta fiesta era exactamente igual a una de la época medieval. Solo veía peces gordos formando alianzas y elevando sus egos. Además de que siempre habría de esas personas que iban a una habitación aparte para satisfacer su lujuria.

Tal y como quien me miraba.

—¿Hm? ¿Qué haces aquí, guapo?—Arrastré las palabras fingiendo un tono borracho y haciendo movimientos lentos y torpes para voltearme a mirarlo.

Él sonrió engreído. No era feo. Pero tampoco era la gran cosa. Tenía un aspecto bastante normal con el pelo castaño bien peinado, ojos afilados del mismo color y un soso traje gris.

—Podría preguntar lo mismo, jovencita.

—No me trates de niña... Ya tengo dieciséis años...—Fingí un puchero cruzando mis brazos de manera que resaltaran mis pechos.

—Entiendo... Entonces, señorita... ¿Sabe para qué son estas habitaciones?—Me preguntó acercándose demasiado.

—¿Por qué no me lo dices tú?—Me acerqué a él con una sonrisa gatuna y apoyando mi mano de uñas rosadas sobre su pecho.

No me fijé mucho en qué expresión hizo al notar mi tono sugerente. Solo sentí sus manos envolver mi cintura, probablemente buscando el cierre del vestido. Antes de que se diera cuenta, saqué el revólver que escondía en mi liguero bajo la falda rosa fucsia. Apunté a su nuca mientras liberaba el seguro y...

¡BANG!

Todo su peso cayó encima de mí. El vestido de noche pasó de ser rosado a rojo. Y mi corto cabello rubio de corte recto y cuadriculado también se manchó con la sangre. Aunque poco me importaba.

Había pasado por situaciones mucho más asquerosas.

Tiré el cuerpo sin ningún tacto sobre la cama de la habitación. Agarré la tela rosada que me envolvía como un vestido y me la quité revelando otro. Este era muy corto y ajustado, estilo tubo, de un color negro como las plumas de un cuervo. También me quité la peluca rubia que había sido manchada de sangre dejando que mi largo cabello azabache cayera cubriendo mi espalda. Ambos objetos junto al arma homicida los reduje a cenizas con mi energía maldita.