Capítulo 2

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弱い
[WEAK]

 

Misaki

Aproximadamente 10 años atrás...

—Vamos~... Vamos~... Haz tu mayor esfuerzo~♪—Canturreaba Gojo con una irritante sonrisa burlona.

—¡Juro que, si no mueves el culo, me aseguraré de que tengas un puesto en primera fila directo al puto infierno!

—¿Nani? ¿Nani? Kikoemaseeeeen~...*—Hizo una pantomima de llevarse una mano a la oreja para tratar de escuchar mejor.

*Por si no saben japonés dijo: ¿Qué? ¿Qué? No te oigoooooo~...

Habíamos sido asignados para ir a una misión. No sería la primera vez que íbamos juntos a una; sin embargo, era la primera en la que ni Geto ni Shoko nos acompañaba. Debíamos acabar con un par de maldiciones de tercer grado. Supuestamente ambos debíamos ir a un edificio donde hubo un incendio y exorcizarlas.

Pero la única que estaba haciendo todo el trabajo era yo. Desde poner el velo hasta enfrentarse a los engendros del mal. Apenas y lograba mantener un buen ritmo al golpearlas con mi nunchaku cargado de energía maldita y esquivar los golpes de las maldiciones de doce metros de largo. Mientras que el hijo de su reputísima madre simplemente se había sentado en un balcón encima de mí con sus piernas y brazos sobresaliendo del barandal.

Solo te faltan las palomitas de maíz para ser Michael Jackson...

Pensar en aquello me distrajo lo suficiente para que una de las maldiciones me mordiera una pierna. Gruñí un improperio mientras me la sacaba de una patada y evadía la otra maldición. Ambas me recordaban a una anguila eléctrica, pero tenían una cara medio humanoide con varios ojos y manos regordetas colgando de sus mejillas.

Definitivamente ganarían un premio al mejor disfraz de Halloween.

—¡¡Oe!! ¿¡Podrías dejar de hacer el vago y hacer tu puto trabajo, imbécil cheto de mierda!?

—Wow... Qué boquita más sucia. ¿Con ella besas a tu mamá?*—Preguntó despreocupado para después ponerse a cantar el himno nacional, masacrando las vocales.

*Este es el momento en el que me doy cuenta de que hice que Satoru diez años atrás dijera lo mismo que en la actualidad.

—¡No tengo madre, idiot-...!—Fue lo único que le pude espetar.

Ninguno se había esperado que apareciera una tercera maldición. Sin embargo, eran cosas que pasaban. A veces la vida te daba la fortuna de acabar con un cuarto grado, pero en muchas ocasiones te ponía a varias de tercer o segundo grado si es que no era una de primer grado o especial.

Apenas y me había dado la chance de apartarme antes de que me devorara de un bocado. Esta era el doble de grande que las otras dos y balbuceaba algo sobre una pelota perdida. Tenía una forma más humanoide y dos bocas, una arriba y otra debajo de su único ojo.

—¡Se agradecería que algún alma caritativa moviera su CULO DE PELO BLANCO y viniera a exorcizar las benditas maldiciones!—Alcé mi voz para hacer especial énfasis en el culo de pelo blanco por si era medio pendejo y no entendía la indirecta.

—¿Me pregunto dónde estará esa alma caritativa de la que hablas, Misa-chan~♪?

—¡No le añadas el "-chan", imbécil!—Hice una mueca de evidente desagrado.

Bueno... Como el idiota de turno no va a ayudar, supongo que podría usar eso...

Al alejarme unos cuatro metros de las maldiciones, guardé mi nunchaku dentro de mi chaqueta. Gojo finalmente dejó de masacrar el himno con su voz monótona y me prestó atención. Ignoré aquello; lo que me interesaba era concentrarme en activarlo. Era la primera vez que lo haría en varias cosas de gran tamaño al mismo tiempo y no sabría si mi energía maldita sería suficiente.

DARKSIDE [Satoru Gojo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora