•Capítulo 5•

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                       Maratón 1/?



Minho llegó a la cabaña, jadeando del cansancio, sus jadeos hacían una pequeña nube a colaboración del frío que el invierno brindaba.

Se transformó y cubrió su desnudez con prendas que sacó de su mochila. Tocó la puerta y está se abrió, estaba seguro de haberla dejado cerrada y haber ordenado a Seungmin de ponerle llave.

Entró rápidamente y comenzó a buscar con la mirada al dueño de la casa, encontrando todo tal y como estaba al momento de su partida. Las mantas desacomodadas en el sofá le dieron una pista de que aquel chico había estado ahí

— ¿Seungmin? 

Un pequeño golpe en el piso de arriba lo alertó, caminó hacia las escaleras y subió con algo de prisa, todo estaba sumamente silencio y eso lo hacía sentir ansioso.
Entró al baño y no lo vio por ningún lado, entró a la habitación del chico y tampoco estaba, lo que hizo fruncir su ceño fue lo desordenada que estaba, eso no era normal en el chico, él era de aquellas pocas personas pulcros.

— ¿ Minnie... estas aquí?

Sollozos y jadeos podían escucharse dentro del armario, las puertas no estaban bien  cerradas y pudo distinguir aquella  cabecera marrón de raíces oscuras.

— Seungmin, ¿qué haces ahí dentro? —

Minho se acercó al armario y lo abrió, dejando ver a un pequeño Kim hecho un ovillo, recostado en la pared y siendo cubierto por una sola prenda, una camisa de Minho.

— Hey — Minho se arrodillo frente a él y apartó algunos mechones que cubrían su rostro, asustandose en cuanto vio lágrimas humedecer sus mejillas llenas de hematomas de color verdes y morados — S-Seungmin

— Minho — el llanto del chico se intensificó, aferrándose al cuerpo del pálido — v-volviste.... volviste

El menor seguía repitiendo eso, aún cuando el mayor cargo el cuerpo del frágil chico y lo depósito sobre la cama.

— Seungmin, ¿qué pasó? ¿Quién mierda te hizo ésto? — la preocupación y molestia se podía escuchar en el tono de voz que utilizo, Kim dejo de llorar, manteniéndose con la mirada baja, no quería que Minho lo viera así, no en ese estado tan miserable.

— Fueron ellos...— Minho mostró una mueca de confusión — ¿Podrías abrazarme...?

Sin dudarlo lo abrazó, se acorrucaron juntos en la cama, poco duro eso cuando el chico híbrido percibió dos aromas.

— ¿ Qué demonios? — el pelinegro se alejó de Min y comenzó a olfatear las sábanas — Seungmin

El mencionado se asustó al ver la mirada sombría que el chico frente a él adoptó. Se enderezó en la cama y acomodo su camiseta.

— ¿ Exactamente, qué te hicieron ?

Seungmin sintió sus ojos cristalizarse nuevamente, bajó su mirada e intentó no derramar las lágrimas que se iban acumulando en sus ojos. Minho en cambio, se encontraba ya de pie a un lado de la cama, dispuesto a salir detrás de aquellos hombres que habían tocado a SU chico.

— E-ellos... llegaron hace un p-par de horas — hizo una pausa antes de seguir hablando — les pedí que se fueran p-pero me ignoraron y entraron, Minho.... me acorralaron y no pude hacer nada.

Nuevamente el llanto se hizo presente, Minho sentía su sangre hervir, sentía toda clase de sentimientos, desde preocupación hasta disgusto por aquellos hombres.

Se acercó a Seungmin y lo único que hizo fue abrazarlo y besar su cabeza antes de acostarlo y cubrirle con las mantas, sin decir nada, salió de la habitación y salió de la casa, tomando su forma animal e intentando rastrear el asqueroso aroma de aquellos hombres que habían dañado al lindo y frágil chico que le había salvado la vida.

Corrió y corrió, importandole poco llamar la atención de otros posibles cazadores, las ramas y hojas secas crujían bajo sus patas procurando no hundirse en demasía en la blanca nieve que aún permanecía por todas partes.

Sus ojos cambiaron de color, ya no eran aquellos chocolatosos ojos, ahora eran de un color ámbar brillante, podían verse aún en el más oscuro lugar.

La irá lo carcomía por completo en cuanto vio a uno de esos hombres intentando apagar la fogata que tenían no dudó en abalanzarse contra él  y morder su cuello, desprendiendo pedazos de carne y de paso manchando la blanca nieve con aquel líquido rojizo.

— MALDITA SEA

El otro hombre tomó su arma y con las manos templando puso las balas en su lugar, Minho cubierto totalmente de sangre, lo miró profundamente, ocasionando que quedará completamente inmóvil y no tuviera tiempo de defenderse cuando el lobo se había abalanzado sobre él, igual a como lo hizo con el otro hombre.

La escena que se presenciaba en aquella parte del bosque era horrible, dos cuerpos irreconocibles, cubiertos de mordeduras y sangre, junto a un gran lobo de pelaje negro, viéndose ahora rojo por la inmensa cantidad de sangre que lo había ensuciado.

Minho regresó a la cabaña, dirigiéndose primeramente al baño para limpiarse toda la sangre, al salir de la ducha, se quedo mirando su rostro frente al pequeño espejo. Una toalla cubría su parte baja, siendo su pecho descubierto y humedecido por las gotas que caían de su cabello y rebañaban de sus hombros.

—¿Minho...?— Seungmin abrió la puerta lentamente, ya se había cambiado y suponía que había tomado una ducha, sus heridas estaban bajo vendajes y cremas desinfectante — ¿ a dónde fuiste? Creí que me habías dejado sol —

— Lo siento — Kim fue apretado por los brazos del mayor, sintiendo su cabeza esconderse entre su cuello y hombro — Perdóname por no llegar a tiempo y no haber impedido que—

— Esta bien...

El peli marrón acaricio sus cabellos lentamente, acariciando su espalda con su mano libre. Al fin podía sentirse tranquilo, Lee había llegado y no lo había abandonado después de todo.

— No fue tu culpa, yo fui el que no supo defenderse y pasó... eso

Minho negó agresivamente, separándose del abrazó y tomando el rostro contrario entre sus manos, mirándolo fijamente.

— Tú no tuviste la culpa de nada, no fue tu culpa el que yo te haya dejado solo, no fue tu culpa el que aquellos hijos de pura llegaran y mucho menos fue tu culpa que hayan hecho lo que hicieron — ahora el que lloraba era el pelinegro, se sentía culpable por no haber llegado horas antes y haber impedido que todo aquello pasara.

Seungmin lo volvió a abrazar hundiendo su cabeza en el pecho descubierto del mayor.

— Vamos a descansar, en unas horas estará amaneciendo y nosotros no hemos dormido nada.

Minho caminó con el menor entre sus brazos, el chico no quiso separarse de él, incluso cuando Minho tuvo que quitarse la toalla para ponerse un pijama, lo único que hizo fue cubrirse los ojos con ambas manos, quitándotelas cuando el pelinegro las beso en señal de que podía ver nuevamente.

Seung pudo conciliar el sueño rápidamente, gracias a las tiernas caricias que Minho le hacía en su cabello, en cuanto a este, no pudo dormir por estarse regañando, no sólo el sino también su lobo le regañaba el no haber sido lo suficientemente rápido para llegar antes.


















Nadie lo pidió pero..... Aquí está el maratón que les dije, si el maratón es un poco largo hoy y mañana subiré los capítulos 🥰

Gracias por leer y votar en la historia.

Lobito Feroz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora