Ojitos de estrellas ✧ Kookgi

|CAPÍTULO UNO|

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Fácilmente, podría definir el instituto como... un lugar donde mezclan todas las personalidades existentes y esperan que todos nos llevemos bien.

No funciona, nunca lo haría.

Pero a pesar de eso, yo siempre trato de ofrecer algo bonito a los demás. Mi mamá siempre me dice que una sonrisa o un saludo puede mejorar el día de alguien, que un pequeño detalle de amabilidad o cortesía dice mucho de ti y puede cautivar a todos.

Crecí con esa filosofía y sigo teniéndola, aunque mi mamá creció en otros tiempos. Yo, lamentablemente, estoy en la era en la que todos están tan metidos en sus propios mundos que ignoran a un loco que sonríe sin motivo.

El instituto es el ejemplo claro de eso. Aun así, es mi sitio favorito, después del parque y la biblioteca, claro está.

Todos habían aprendido a ignorarme, pero no por eso perdía la oportunidad de ofrecer lo bonito que tengo para dar, sin importar que no me prestaran atención. Por eso soy el bicho raro, el "sonrisitas" o el "rarito".

Podrían haber pensado en un apodo mejor.

Llegué a mi salón saludando a todos los presentes. Por suerte, algunos sí me devolvían el saludo y la sonrisa. Usualmente, eran los chicos "inteligentes" o las chicas que siempre llegaban temprano para hablar de cualquier cosa. Yo solo llegaba temprano para esperarlo a él.

Saqué mis libros y mi cuaderno, junto con mis bolígrafos y marcadores, y organicé todo encima del escritorio. Era una rutina que había adoptado desde el inicio del curso. Después, solía ponerme a leer o a mirar por la ventana, pero hoy no quería quitarle la vista a la puerta hasta que él apareciera. Solo trataba de llenarme de fuerzas y valor.

Había decidido que hoy era el día perfecto para hablarle. Hoy le iba a hablar a Jeon Jungkook.

Este momento sería normal si no fuera porque llevo semanas intentándolo, pero siempre que abro la boca o intento llamar su atención, me arrepiento al segundo. De una u otra forma, me intimida. Prefiero vivir con la incertidumbre de no saber si tengo alguna posibilidad con él a morir de vergüenza siendo ignorado después de decirle solo un "hola".

Hago el ridículo simplemente existiendo, no necesito más.

Pero tengo fe en mis encantos... o al menos en la posibilidad de que él y yo estamos solos, por diferentes razones, pero, al fin y al cabo, estamos solos y podríamos ser amigos. Esa era mi misión.

Estaba tan concentrado mirando la puerta que no me di cuenta cuando cuatro de mis compañeros prácticamente me rodearon. Los miré extrañado.

—Yoongi, amigo, ¿cómo estás? —Era Mingyu, junto a sus amigos, o "los intocables", como yo los llamaba. Sabía perfectamente por qué me hablaban.

—Hola, chicos —Y como era habitual en mí, les dediqué una pequeña sonrisa.

—Nos preguntábamos si podrías ayudarnos con la tarea. Nos olvidamos completamente de hacerla.

Sí, porque era la única razón por la cual me hablaban.

—¡Oh, claro! Podría explicarles, es algo fácil...

—No, no. Nos referimos a... Ya sabes... que nos des la copia —dijo uno de ellos, y los cuatro sonrieron.

Tan metidos en su mundo que no les importaba pasar por encima de los demás. A veces pienso que este mundo no es para mí.

Estaba a punto de responder cuando algo... mejor dicho, alguien, captó mi mirada, haciéndome sonreír. Ignoré por completo lo que ellos me decían y solo pude concentrarme en ver cómo Jungkook caminaba hacia su asiento, con su habitual gorro y mascarilla negros. Siempre se los quitaba cuando comenzaba la clase, pero, aun así, cubierto, se veía perfecto.