Problemas del celo

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Nadie le advirtió como sería.

Aquel sofocante calor era horrible, le generaba tanto malestar y ansiedad. Ella era una llama ardiente fuera de control, necesitada ser saciada, necesitaba que alguien la ayudara, ella necesitaba a...

Negó fuertemente con la cabeza, ¿qué le estaba pasando?, ¿de dónde había salido ese lado suyo?, ¡todo era culpa de la calentura que estaba presentando!

¡Ugh!, ¡qué vergüenza!

Anya se sentía tan sensible, los olores eran tan fuertes, los ruidos tan altos, y cómo si fuera poco, ¡los pensamientos de los demás tan fuera de lugar!

Estaba a tan solo unas horas para que todos se dieran cuenta de su estado, su olor delataría el problema que tenía, su maldito celo. Ya había pasado más de un año desde que se había presentado, todos sabían de la única omega del grado y aunque los supresores hacían lo que podían, no era del todo efectivo para camuflarse con el resto. Lo más lógico, sería que faltara a clases por unos días, pero esta vez no podía, no cuando todos los estudiantes estaban en época de exámenes, el esfuerzo y estrés no se podían ir por la borda, había estudiado mucho para mantenerse como una erudita imperial, ¡tenía que concentrarse!

- ¡Becky, me voy a volver loca! -tomo una fajo de servilletas, limpiándose el sudor rápidamente, ¿por qué nadie ha prendido el aire acondicionado?- ¡Esto es tan injusto!, tan bochornoso.

Su amiga rio, intentando comprender a su amiga- es completamente natural lo que estás pasando Anya, eres una omega después de todo, tus instintos están hambrientos de atención.

Resopló, no tenía nada de "genial" ser un omega- ¿por qué tuve que serlo?, el celo de los alfas es mucho más manejable, además no ayuda en ser la única que lo padece.

- Toma, necesita hidratarte -le pasó una botella de agua a la peli rosa, mientras ponía su mano en la frente- estás tibia, debes regresar a casa pronto e intentar descansar, mañana usarás los supresores y todos juntos te estaremos acompañando para que no haya incidentes -suspiro, recordando su anterior periodo.

Hace tres meses se encontraba en las mismas condiciones, había presentado varios cambios intensos en cada celo, cada vez más fuertes e intensos, ¿tendría que ver algo con la edad? Estaba preocupada, en especial en incomodar a sus amigos, que no hacían más que defenderla y custodiarla cuando un alfa se quería acercar con esas intenciones, siempre los ponían en su lugar y la protegían, en especial el joven de las pestañas bonitas, de espalda grande, voz grave y gran altura...

Soltó otro suspiro, pero esta vez soñador por el chico que la había deslumbrado estos últimos meses.

Ya era absurdo negarlo, estaba enamorada de Damián Desmond, como muchas jovencitas que habían caído ante los encantos del segundo hijo del presidente del partido político, Anya había sido cautivada por esos pequeños detalles que él tenía, esos hermosos pensamientos que le dedicaba, esas sutiles caricias que él se imaginaba dándoselas, esas preciosas palabras jamás susurradas por miedo a que ella las rechazara. A pesar del fuerte carácter de Syon-boy, tenía una gran debilidad por su persona, pues su gran dilema siempre era el mismo.

Arriesgarse y tener la dicha de que los dos compartieran el mismo sentimiento de anhelo mutuo, o recibir un rechazo y arriesgar los años de amistad compartidos a la incomodidad.

Estaba claro que tenía que intervenir, si él no daba el primer paso, ella misma se la declararía para despejar aquellas dudas. También intentó enviarle señales, como las miradas coquetas, las risas inusuales, los guiños de ojo, los toques accidentales... si, todo el material que le había dado "Berlint in Love" le había fallado.

Dulce ManíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora