Dia 3

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Todos continuaban en la isla ya que el Log Pose tardaba cinco días en cargarse desde que llegaron y debían permanecer ahí hasta entonces. Cómo el Log Pose se cargaba luego de que Time devolviera a Luffy a la normalidad, era una buena excusa para disfrutar de la isla y del nuevo Luffy hasta entonces.

Ahora mismo, los Mugiwaras estaban en el Sunny haciendo sus propias cosas: Franky creando alguna cosa, Sanji cocinando, Zoro durmiendo, Jinbei platicando con criaturas marinas, Brook creando una canción, Luffy, Usopp y Chopper jugando en la cubierta y Nami junto a Robin disfrutando del sol en sus sillas. 

Mientras Luffy jugaba, no podía evitar lanzar unas miradas a Nami en su traje de baño y se sentía bastante atraído por ese cuerpo tan perfecto de la pelinaranja. No podía dejar de mirar su cuerpo, sus enormes montículos que tiene cómo pechos, su boca tan dulce, las líneas de su gran trasero y su hermoso cabello naranja. Cualquiera le extrañaría que Luffy piense así, pero con la madurez de su mente le llegó el interés por el cuerpo de la navegante ya que recordó la vez que la vio desnuda en los baños de Arabasta.

Nami por otro lado, veía a Luffy con los lentes de sol puestos, por lo que Luffy no se daba cuenta de que ella lo miraba. Observaba sus atractivos músculos, veía cómo la cicatriz en su pecho le daba un toque demasiado caliente y cómo su sudor le daba más atractivo a su ya tan seductor cuerpo. 

Sin embargo, pudo darse cuenta de la mirada que Luffy le daba a su cuerpo, cómo la veía de arriba a abajo sin perder ningún detalle y sonrió cómo gatita traviesa. Se acomodo en una posición donde le daba una vista más atrevida de ella, abriendo por completo sus piernas para él, mostrando su lugar más privado cubierto solamente por la parte inferior de su traje de baño. Noto como Luffy se ponía nervioso, al igual que cierta parte de él crecía bajo su ropa y rió divertida.

-¿Te entretiene seducir de esa forma a capitán-san?- preguntó Robin a su lado.

-Claro, después de lo que pasó ayer en esa tienda de ropa he descubierto con alegría que Luffy siente lo mismo por mi. Por eso juego con él de esta manera para mostrarle lo que tengo para él y divertirme con sus reacciones. Además, puede que cuando terminemos juntos pueda seguir jugando con él de esta manera y subir el tono de estos juegos a unos más excitantes.- dijo Nami con una sonrisa felina.

-Fufufu, no lo dudo. Pero te preguntó: ¿no has pensado que cuando capitan-san vuelva a la normalidad no recuerde lo que siente por ti?- le cuestiono la pelinegra con seriedad.

Nami se levantó de la silla con una expresión de horror, no había pensado en eso jamás. Era muy posible que cuando Luffy regresará a ser cómo antes, no tuviera ningún recuerdo de lo que pasó en esos cinco días.

-No lo pensé, Robin. ¡Eso es muy malo! ¿Qué pasa si se aleja de mí? ¿Qué pasa si nunca llega a sentir lo mismo por mi? ¡Robin, tengo miedo!- dijo ella con lágrimas.

-Tranquila navegante-san, estoy segura de que podrán superarlo. Ten fe en él.- le dijo Robin abrazándola.

Luffy vio esto y se sintió culpable por ser la causa de que Nami perdiera su sonrisa y decidió hacer algo para corregir eso. Fue a la cocina para encontrarse con Sanji cocinando y le dijo con mucha seriedad:

-¡Sanji, Nami se siente triste al pensar lo mismo que yo sobre lo que me pasa! ¡Necesito hacerla feliz pero no se que hacer! ¿Puedes ayudarme?-

Sanji dejo lo que hacía y lo miró con seriedad:

-Si deseas hacer feliz a tu reina, puedes invitarla a cenar en un restaurante lujoso para que tenga una romántica velada contigo.-

One Piece: MadurezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora