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Jeremy se encontraba fuera de la puerta del departamento de su novio, dándose cuenta de que la idea de darse la vuelta sonaba bastante bien para él. No se sentía listo de darle cara a Thomas, luego de que había pasado hace dos días con su amigo. Tomando una fuerte respiración, en medio de su debate mental, terminó llegando a la conclusión; de que preferiría esperar un día más para darle la cara. Sí, eso haría.

Llámenlo cobarde, pero es que él sentía que no podía mentir, y decirle a Thomas de que se arrepentía de lo que había hecho era completamente eso mismo, una mentira. A él le había encantado estar con Joshua, pero no se sentía listo de decírselo a su novio. Él aún lo quería, y no creía que por un momento “efímero” que tuvo en su vida, deban echar a perder una relación de 2 años que ya tenían. Sí, a veces tenían problemas, y no estaban pasando por el mejor momento, que digamos, ¿pero qué pareja no ha estado en sus posiciones?

Estaba dispuesto a darse la vuelta, pero entonces la puerta fue abierta, topándose con la mirada fija de Thomas en él.

—Amor, justo iba a ir a buscarte. —El chico se acercó a besar sus labios, pero lo único que logró tocar con su boca, fue la mejilla de Jeremy.

—Debemos hablar, Thomy —musitó, mordiendo su labio inferior.

El rubio se hizo a un lado, dejando adentrar a su pareja a su departamento.

Una vez Jeremy estuvo en la sala, se percató de que está hecha un desastre, había ropa por aquí y por allá, en la mesa se encontraban montones de libros, junto con lo que parecía ser una maqueta de un cerebro.

—Disculpa el desorden, pero no he tenido tiempo de organizar —murmuró Thomas, tomando varias camisas lavadas que tenía en uno de sus sofás, haciéndole señas a Jeremy para que tomase asiento—. ¿Quieres algo de tomar?

—Un vaso de agua estría bien —aceptó, y en cuanto lo vio darse la vuelta, se quitó la gorra que traía, para revolver su cabello.

¿Cuánto tiempo tiene que no venía para acá? Y es que, en sí, era él quien le colaboraba con el aseo al mayor, dado que este siempre estaba ocupado con cosas de su carrera.

Con nostalgia miró el mueble que estaba frente suyo, recordando como incontables veces se arrullaba con Thomas. Recordando el tiempo en el que todo en su relación no era perfecto, pero si sé sentía a gusto con lo que tenía. Recuerda las veces en las que después de un tedioso día universitario, y las prácticas con el equipo de basketball, él llegaba aquí, para ser recibido con un abrazo, y besos por parte de su novio.

Todo ello lucia tan lejano. Tan irreal, como si todo hubiese sido un sueño, en el que ya estaba despertando.

Thomas volvió con un vaso de agua algo frío, la cual le extendió, mientras que él tomaba asiento frente suyo, con una tasa de café.

—Mira, Thomy… yo iré al punto… —Dio un sorbo a su bebida, para después hablar—: Creo que lo mejor es que terminemos.

—¿¡Qué!? —Algo estupefacto, dejó la taza humeante a un lado—. Sé que no estamos en nuestro mejor momento, pero lo que sea que nos esté pasando lo podemos resolver como las veces pasadas. —Se paró, para sentarse al lado de Jeremy, y tomar sus manos entre las suyas—. Podemos resolverlo, amor.

No, no podían. Jeremy sentía que no podrían. Jeremy sentía que no podía decirle de su infidelidad, y mucho menos podía quedarse a su lado, sabiendo lo que había hecho. Además, ahora que estuvo ahí, entre esas paredes, y vio como se encontraba su casa, se dio cuenta de que Thomas seguiría entregado a su carrera, dejándole de lado.

—No hay qué resolver, Thomas —murmuró con pesar, zafándose de su agarre—. Discutimos hace unos días, y tuvo que pasar casi una semana para que me llamases. Y luego, como no la alcancé a tomar, te desapareciste 2 días más.

Colisión: Las duchas #1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora