Capítulo 2
- ¿Cómo te llamas?
Era una de esas preguntas que ha de hacer cualquier niño curioso para conocer de alguien, las cuales pueden llevar a una amistad, algo que mi corazón, siempre quiso que fuera algo más, pero también fuera algo que jamás se daría.
En mi mente siempre estaban esas preguntas, todas las carcajadas, todos los momentos que habíamos pasado juntos, esas miradas que conectaban en cualquier lugar y transmitían mil cosas, pero también estaba en mi mente la nota de que ese algo que yo quería con todas mis fuerzas jamás se daría.
Ese primer día de preescolar lo vi llegar con su maleta de carritos negra con verde. Era de los más pequeños del salón, casi no resaltaba, pero había algo en el que desde el primer momento me llamo la atención e hizo que quisiera acercarme a él.
Siempre que lo observaba, quedaba fijada por sus ojos, un verde amarilloso destellaba de ellos, y los cuales, para mí, eran perfectos, siempre lo habían sido.
- ¡KIRA!
- ¿Qué quieres Angela? – le respondí sobresaltada a mi mejor amiga
- Pasa y sucede que por estar pensado en tu hermoso príncipe azul, no me prestas atención.
- Varias cosas por aclarar. No, no estaba pensando en Lucas – el nombre del chico que ocupaba mis pensamientos salió por sí solo de mi boca, pero decidí omitir el detalle, esperando que Angela lo omitiera también - y segunda...
Fui interrumpida abruptamente por la dueña de la cabellera larga y negra que se hacía llamar mi mejor amiga.
- ¿Y a ti quien te dijo que estábamos hablando de mi hermano?
Bueno, no era su hermano, pero al haber sido criados juntos, y que sus papás hayan sido mejores amigos desde la universidad, pues empezaron a considerarse hermanos
Una fuerte carcajada proveniente de Angela inundo todo el lugar.
Ignore la risa y continue con mi explicación
- Y segundo, siempre te presto atención – aclare – esta no es la excepción
- ¿será que si estabas en este planeta? – pregunto en un tono burlón – a ver, dime, ¿Qué te estaba diciendo?
- - que saliéramos este fin de semana a comprar nuestro vestido de graduación, que te acompañara a comprar uno de los libros de tu lista, también comprar maquillaje y que fuéramos después a Starbucks por tu frapuccino de caramelo semanal, ya que no te da el tiempo para venir a comprar uno todos los días, así que te conformas por el café diario
- Y por esta sencilla razón te amo mi vida, a pesar de andar pensando en tu novio...
- Angela – la interrumpí, cansada de la broma del novio
- Okey, okey, tu "amiguito" – corrigió – estar pensado en tu amigo, siempre me estas prestando atención
- Te lo dije – le recordé mientras volteaba los ojos, y ella al verme me dedico una sonrisa inocente (que de inocente no tenía nada)
...
Y el fin de semana ya había llegado
- ¿Qué te parece?
Me pregunto Angela por enésima vez en el día
Estaba sentada con una botella de agua con gas frente a ella, descansando, ya que después de haber recorrido la ciudad en busca del vestido perfecto, había quedado cansada.
Yo, siendo la amiga sencilla de la amistad, ya había elegido mi vestido, elegante y bonito, pero tan sencillo como yo.
Era de color piel, con una falda larga que me llegaba hasta los talones, no tenía mangas y tenía escote tipo halter, tenia unos cuantos diamantes en la parte de arriba y el velo de la falda hacia que se viera un poco mas oscuro que el pecho.
Pero ahí se presentaba el dilema, yo era la amiga sencilla, Angela no, claramente no. Entonces, ocurría que a todos los vestidos les encontraba todos los defectos habidos y por haber en este planeta.
- Me gusta, pero decídete, ya recorrimos todas las tiendas que teníamos en mente, y hasta más, y a la niña no le ha gustado ninguno
- Es que, Karina, necesito encontrar el indicado, es una noche demasiado especial como para usar cualquier trapo – dijo dando vueltas por todo el lugar con el ultimo vestido que había visto en manos – además, necesito algo exclusivo, no puedo arriesgarme a...
Se quedo en silencio. Un silencio tan sepulcral que yo conocía muy bien.
- Este
Me voltee hacia donde ella estaba mirando, era la vitrina al fondo de los vestidores.
Y ese era, si, estaba segura de que era el indicado para Angela.
Exclusivo, único y hermoso
El vestido ya tenía el nombre de Angela Izasa marcado en él.
Tenía mangas hasta los hombros, era de un gris oscuro que hacía resaltar su pálida piel, tenia una falda corta con encajes negros y era adornado con diamantes incrustados en todos los bordes del vestido. En la parte de la cintura también se podía ver una cinta gruesa y negra que hacia la función de cinturón y en la parte de atrás terminaba en un lindo lazo.
- Este es el indicado
Y estaba completamente segura de que este era, no le habían brillado tanto los ojos como con ese vestido desde que... bueno, desde lo ocurrido
- Entonces...
- Vamos a pagar – dijo alegre por su elección.
Solté una larga respiración contenida, esperando que esa fuera su respuesta final.
Cuando vi que se encaminaba a las cajas, la seguí un poco más afanada de lo normal.
Después de pagar el vestido y los tacones de las dos, fuimos a una joyería y logramos encontrar dos collares a juego y unas carteras que combinaban con nuestros vestidos.
- Nos da tiempo para ir por mi café?
Pregunto Angela después de asomarse por la puerta del local y darse cuenta de que ya había oscurecido
Mire mi reloj: 7:45
- Si, pero después me llevas a casa – dije al darme cuenta de que mi casa estaba lejos y ya era muy noche para irme sola.
- ¿Te llevo a casa?
- Si, eso fue lo que dije ¿Por qué no?
- - Es que, por lo que tengo entendido, no te gusta montar en moto
¿Moto? ¿había venido en moto?, pero no le había visto el casco
- ¿viniste en moto? – dije con un poco de nervios por lo que sería su respuesta
La verdad es que jamás me había montado a una moto, por el simple hecho de que les tenía un miedo totalmente irracional.
- Sip, ni modo que a pie, sabes que mi casa queda demasiado lejos
Okey, en mis planes no estaba quedarme hasta el anochecer, por eso no había traído mi carro, pero tampoco estaba en mi mente montarme en moto.
- Y si, solo por hoy, vas conmigo en la moto
- ¿Yo? - pregunte de una forma demasiado estúpida
- No, mi abuelita que ahí viene atrás – dijo de una forma sarcástica – obvio tu mi vida
- Pero, no tienes casco para mi
- ¿Quién te dijo que no?
Lo siguiente que paso, fue que Angela me empezó a jalar en dirección al estacionamiento de la plaza, y justo cuando encontramos su moto, saco de su bolsa mágica dos cascos
Se preguntarán por que le digo bolsa mágica. Pues ya verán.
- ¿cómo lograste meter dos cascos para moto, todas las cosas de la escuela y las cosas que tu normalmente cargas, en esa bolsa?
- No preguntes, nadie en este universo lo sabe.