Para amar hay que perdonar.

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Si hay algo de lo que Dokja estaba agradecido es de la interferencia de aquellos dos dioses exteriores, sin ellos él no tendría la vida feliz que actualmente tiene.

Fueron años de rencor, inclusive llegó a pensar en condenar sus almas en algún momento, pero luego comprendió que eso no estaba bien.

Él ya conocía a los humanos, él fue humano una vez.

Los humanos son seres crueles y egoístas. Su propia desgracia fue causada por el egoísmo de una chica.

Entonces, ¿vale la pena enojarse eternamente por algo que simplemente estaba en su naturaleza?

Pensó y pensó durante mucho tiempo, hasta que la primera alma de aquellos a quienes consideró en algún momento su familia llegó a su reino para ser sentenciado.

Si le preguntaran si estaba sorprendido, él respondería que sí, que estaba bastante conmocionado.

¿Cuánto tiempo había pasado odiándolos hasta que ellos finalmente les llegara la hora de perecer?

El primero en llegar fue aquella que alguna vez se llamó a si misma su espada.

Una chica con un alma ardiente por justicia.

El inframundo era como otra tierra, la única diferencia es que todos saben que esto es eterno, ya no hay más allá si te quedas.

Los muertos se parecen mucho a su época de humanos... aún tienen emociones y llegan en su forma cuando eran más fuertes.

Esto fue un shock para Dokja.

Verla justo como estaba cuando se prepararon para el último escenario.

Ella cuando lo vio su arrodillo.

Lloró durante mucho tiempo murmurando sin parar frases como 'lo siento', 'no merezco ser tu espada'.

El infierno, al contrario de lo que muchos dicen, tiene un clima agradable, ni caliente ni frio.

Pero cuando ella llegó se volvió frío.

Esto alertó al rey consorte, Yoo Joonghyuk, quien sabía que algo impactante debió haber ocurrido.

Dejó rápidamente su práctica de espada con su hijo para dirigirse a la sala del trono.

Su hijo corría detrás de él preguntándole mientras jadeaba el porqué reaccionaba así, si algo estaba pasando.

Él por su parte no podía contestar aquellas dudas de su amado hijo, ya que, lo primordial para él siempre será su estrella, su amado patrocinador y esposo.

Cuando llegó finalmente a la puerta la abrió sin tocar ni anunciarse, algo completamente extraño de él.

Cuando vio la escena frente a él se congeló. Ahí estaba aquella chica que fue compañera tanto de él como de su patrocinador.

Aquella chica que lastimó a su esposo.

Otra participe de aquella traición.

Sin perder más el tiempo se encaminó a su marido, inspeccionándolo detenidamente. 

Su hijo también corrió a los brazos de su papá, quien aún continuaba congelado.

Dokja al sentir la presencia de su familia calmó su corazón.

Los miró y trató de decirles con la mirada que estaba bien, que todo estaría bien.

Al ver a su amada familia tan preocupada por él se dio cuenta que aquella situación por la que tanto sufrió había valido la pena.

Estrella abandonada- Editando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora