Capítulo 1

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La platinada observa detenidamente el pastel frente a ella, lo examina cuidadosamente y cuando ha aceptado que luce bien la decoración, inserta las velas de cumpleaños que mostraban un número 18.

Toma el pastel que ella misma horneó y avanza por el corto pasillo hasta la habitación que comparte con su novio. Una sonrisa aparece en su rostro al ver que aún duerme y se permite admirarlo unos segundos así: con los labios entreabiertos, la expresión relajada, la respiración pausada y cortos mechones de blanco cabello desordenado cayendo en su frente apuntando a diversas direcciones. Ella suspira sin poder evitarlo, estando segura que su novio era el más atractivo de todos.

Se obliga a dejar de verlo y avanza hasta el lateral de la cama donde deja el pastel sobre la mesita de noche. Toma el hombro de Jack y lo sacude ligeramente aumentando la fuerza en sus movimientos cuando nada lo hace despertar o más bien, convencerlo de abrir sus ojos y ver la sorpresa que ella le tiene preparada.

—Vuelve a la cama conmigo—murmura él—cariño...—su voz suena quejumbrosa cuando Elsa no para de moverlo de un lado a otro, sin embargo no cede. Al menos no hasta que ella opta por una nueva técnica y empuja el hombro de su novio dejándolo acostado sobre su espalda. La platinada se sube a horcajadas sobre él y con toda confianza desliza sus manos por debajo de la sudadera de Jack tocando su piel cálida y provocando que este abra sus ojos y observe con atención como su novia sonríe triunfante.

—Buendos días—aparta las manos del abdomen de su novio y se inclina para besar fugazmente sus labios—feliz cumpleaños.

Él sonríe mientras se besan y rodea su espalda con sus brazos para invitarla a acostarse sobre su pecho. Elsa cede, pero esa cómoda posición le dura poco cuando su novio busca los puntos exactos que le provocan cosquillas a su querida novia. Elsa se retuerce sobre el peliblanco y en un intento de alejarse de sus malvados dedos cae sobre su espalda dando carcajadas y soltando patadas al aire. Él no se rinde y sigue con el ataque colocándose en sus rodilla y seguir haciendo reír a la platinada. Deja de hacerlo cuando nota que la chica se queda sin aliento y su rostro se torna rojo de tanto reír. Ella cierra sus ojos y recupera el aire perdido mientras Jack se fija en el pequeño pastel con betún verde claro sobre la mesita de noche.

Esboza una tierna sonrisa mientras pregunta:

—¿Qué es eso?—Elsa abre sus ojos y sigue la mirada de su novio

—Un unicornio—él la ve con fingida molestia por su sarcasmo, antes de volver a hacerle cosquillas. Ella se disculpa entre risas y jadeos provocando que su novio se detenga—yo lo hice—le sonríe sin aliento antes de atraer el blanco rostro de su novio y dejar un casto beso en sus finos labios—anda, vamos a probarlo—rueda por debajo del cuerpo del peliblanco y se levanta de un salto de la cama, ansiosa de que él degustara su pastel. Rodea la cama y pastel en brazos sale trotando de la habitación hacia la cocina siempre con la atenta mirada del ojiazul.

Él suspira con una boba sonrisa en el rostro y se levanta sin muchas ganas para seguir a su novia, recorre el pasillo y se adentra al baño para lavar su rostro y dientes mientras Elsa enciende las velas.

Cuando termina y dirije sus perezosos pies a la cocina suelta una pequeña risa de adoración cuando ve a su novia ansiosa parada en la cocina con el pastel en el desayunador y las velas encendidas esperando a ser sopladas por él. El brillo y la emoción en los ojos de Elsa no hacen más que provocarle unas ganas inmensas de abrazarla y besar todo su rostro. Elsa da pequeños saltitos mientras canta la melodía de "feliz cumpleaños" proveniente del altavoz de su celular.

Jack se pone de pie a su lado y no entiende como ella puede tener tanta energía después de todo lo sucedido en la madrugada, él solo desea volver y acurrucarse en las suaves sábanas y recuperar las horas de sueño perdido, pero rápidamente la alegría de la platinada se le contagia y se encuentra a sí mismo dando aplausos pausados mientras su novia le canta la canción.

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