El psiquiátrico

2

Empecemos por el principio. Soy Luna Haygsbell, licenciada en psicología y psiquiatría. Tengo 22 años y pues sí, soy pelirroja, cosa no muy bien vista en el pueblo donde vivo. 

Mi carrera profesional empezó como psicóloga en la consulta de mi padre, negocio de familia dicen muchos. Pero al ver mi talento crecer decidí expandir mis horizontes. 

Aquel día estaba en mi pequeño piso de colores cálidos con mi peludo acompañante entre los brazos, leyendo un interesante libro. De repente, el estruendo del teléfono me sacó de mi relax y asustó también a mi gato Klaus. Fui con calma a contestar pero lo que oí al otro lado de la línea me dejó atónita. Una voz grave y ronca me explicó, algo alarmado:

- Buenos días señorita Haysbell, ¿verdad?

-Sí, Luna Haysbell. ¿Y usted es?

-Marcus Hill, director del psiquiátrico de Browill Hill, estoy seguro que ha oído hablar de él, no cosas buenas me temo. Su padre mismo te recomendó para ayudarnos con unos casos un poco... peculiares por así decirlo. ¿Estaría dispuesta?

-Bueno, cuénteme de que se trata.- No estaba muy convencida la verdad. Rondan demasiadas tragedias en ese lugar, desde desapariciones y muertes hasta sucesos paranormales.

-Es algo complicado de explicar. Son tres pacientes que, sin tener nada que ver los unos con los otros, tienen características demasiado similares. Podría asegurarle casi con exactitud que son las mismas. Si desea, puede venir usted misma a comprobarlo mañana por la mañana, ¿le parece? Sin ningún tipo de compromiso. Solo quiero advertirle que muchos han intentado ya llevar este caso pero confiamos en usted más que en cualquier otro por su gran profesionalidad.

Al terminar su gran discurso halagador, un poco más convencida le contesté que allí estaría y, tras determinar los datos de fecha y últimos detalles, colgué.

Tal vez fue un error aceptar esa oferta o no, depende de como se mire. Lo que si se sabe a ciencia cierta es que nunca volví a ser la misma.