1. NUEVOS COMIENZOS

49 7 15
                                    

I know they won't hurt you anymore

As long as you can let them go

You can let it go

You can throw a party full of everyone you know

You can start a family who will always show you love

You don't have to be sorry for doing it on your own

Matilda- Harry Styles.

—Kai, ¿se puede saber dónde narices has estado? —pregunta Drake, mi novio, a través de la línea telefónica.

—Pues... ¡En un maldito avión a no sé cuantos kilómetros sobre el suelo! ¿y tú? —le contesto irónicamente.

—Eh, ni se te ocurra volver a hablarme así.

—Bueno, ¿me llamas por algo en especial o solo quieres hacer de padre conmigo?, porque si es lo segundo no estoy de hum...

—¿Puedes callarte tan sólo dos segundos?

Pongo los ojos en blanco y estoy a punto de colgar la llamada, pero me resisto para no causar aún más daños a nuestra relación.

—Bien —dice al notar que me he callado-. Eres una egoísta— escupe, y estoy segura de que está esbozando esa sonrisa de gilipollas, tan característica suya.

Oh no, eso no voy a permitirlo.

—¿Perdona? ¿Y se puede saber el por qué? — pregunto bastante harta.

—Porque me has dejado aquí solo, rodeado de tantas tías. No has pensado en mí, no has pensado en que a lo mejor no puedo serte fiel estando tan lejos el uno del otro, no has pensado en lo mal que voy a pasarlo si me acuesto con otra—hace una pausa y estoy completamente segura de que sigue sonriendo de esa manera—. También has dejado a tus padres solos, sabiendo todo lo que sufre tu madre. Tanto que has llorado por ella y no eres capaz de quedarte a ayudarla, ya veo cuanto la quieres

—Vete a la mierda— cuelgo la llamada y me limpio las lágrimas con la manga del jersey.

Sujeto la maleta con la mano y me aproximo a la parada de metro. Es enorme, mucho más grande que la de casa. Me entristece pensar en Roma como mí hogar, irónicamente nunca lo he sentido así. Nadie me había hecho sentir bien allí, mis padres nunca me trataron bien, su relación nunca fue estable, nunca fue sana.

Me arrepiento bastante de haberme ido, en parte Drake tiene algo de razón, soy una egoísta. Pero no pienso volver a casa, no merezco que me traten así.

Entro al metro y me siento en un espacio libre. Me pongo los auriculares y le doy play a la música. Elijo una lista de reproducción de Harry Styles. Es la única persona que me hace sentir bien últimamente, él es el único que me entiende. Como si sus canciones estuviesen hechas para mí. Es una tontería, Drake me lo ha dicho un millón de veces, pero necesito desahogarme a menudo, y su música es mi principal vía de escape.

Estoy unos minutos muy concentrada en la música. Levanto la cabeza del teléfono y miro hacia los carteles que indican las paradas que faltan para llegar. En total son diez más, unos quince minutos.

Giro la cabeza unos centímetros y me encuentro con los ojos verdes de un chico de más o menos mi edad. Está escuchando música, o eso supongo, tiene los auriculares puestos, esos auriculares que se ponen sobre la cabeza y cubren las orejas. Hace que su cabello negro se despeine y le da un aire descuidado.

Sobre el mismo andénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora