5. ANDENES Y PUESTAS DE SOL

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Life gets hard and it gets messed up

When you give so much, but it's not enough

When the high's too high, and the low's too low

When you love someone and they let you go.

Don't Let It Break Your Heart- Louis Tomlinson

—Ese tío es un gilipollas— es lo primero que dice cuando termino de hablar.

Estamos sentados en un banco en la parte trasera del edificio esperando a que Diana llegue con las bebidas. Hemos venido caminando conforme le contaba todo.

—No es eso. Tiene razón, fui una egoísta al irme de casa, no debí dejarle solo. Es culpa mía que me haya dejado.

—Claro que no. Por lo que me has contado, no parece ser muy buena persona, y no te trataba bien, ¿por qué querrías estar con una persona que te deja a la primera de cambio, sin luchar siquiera por la relación? —pregunta como si no le viera el mínimo de los sentidos.

Me quedo en silencio pensando en sus palabras y lo ciertas que son. Pero que lo sean no hace que duela menos, precisamente.

Porque es lo único que me queda de casa...

Respondo en mi cabeza a su pregunta, pero no le digo nada. Ya me he quejado bastante por hoy. No tiene por qué oír mis dramas infantiles.

Me pasa un brazo por encima de los hombros y me funde en un cálido abrazo. Es inesperado, pero no me quejo. Huele muy bien, lleva un perfume suave que pega mucho con su estilo.

Al rozar el pómulo con su hombro me doy cuenta de lo helado que está y  de repente caigo en la cuenta de que todavía  llevo su sudadera puesta y se estará congelando por mi culpa.

Cuando estoy apunto de separarme de él para devolverle su abrigo, Diana llega con un arsenal de bebidas y pastelitos de  frutas.

—No sufráis, por fin ha llegado el alma de la fiesta— dice mientras deja la comida en una mesita de piedra que está pegada al banco.

—Gracias— murmuro—¿cuánto te debo? —inquiero sacando la cartera del bolsillo de los vaqueros.

—Nada, invita Harry, ¿a que sí?

—Claro, yo invito a Kaira, tú te pagas lo tuyo. No sé cuántos cafés me debes ya— replica Harry, burlón, dándole veinte libras.

—Aburrido—se queja Diana.

Me giro hacia él, cuando me he quitado la sudadera, y se la tiendo junto con diez libras que he sacado de mi cartera en lo que se metían el uno con el otro. Harry mira lo que le estoy dando y dirige la vista hacia otro lado como si no hubiese visto nada.

—Estás helado— me refiero a la sudadera—y no tienes que invitarme a nada.

—No tengo frío, no seas cabezota, vas a resfriarte si no te pones la sudadera. Tómate el café, anda.

—Déjame pagarlo, aunque sea— continúo ofreciéndole las diez libras.

Harry pone los ojos en blanco y hace oídos sordos mientras continúa molestando a Diana.

Me quedo un rato mirándole mientras habla. Tiene una forma de reír muy bonita, cierra los ojos y ríe en tono ronco, pero suave.

 Me he dado cuenta de que le gusta mucho el contacto físico. De vez en cuando, sin darse cuenta, apoya la mano en mi rodilla o choca nuestros hombros de forma juguetona cuando habla conmigo.

Sobre el mismo andénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora