FIRST LOVE [ZEENUNEW]

Capítulo 5: You're my song

Estacionó su auto en el departamento, pero no encontró rastros de que su hermano haya regresado. Se dirigió a los parques cercanos, pero no encontró nada. Llamó a la pareja NetJames, pero le informaron que Nat simplemente no respondía a sus llamadas.

Zee suspiró y golpeó con fuerza sus manos contra el volante ¿Dónde se pudo haber metido su hermanito?

Puso en marcha una vez más el auto y, pegando un gran volantazo, se fue rumbo al último lugar en su lista.

¿Por qué Nat tenía que complicarle tanto la existencia?

Sabía que su hermano estaba mal, él mejor que nadie debía comprenderlo. Pero era culpa suya

¿Quién mandó a Nat a conocer a Max?

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La relación se había vuelto algo difícil de explicar. Tres días había trascurrido desde que New había contado a Zee sobre su relación con Max. De ese tema no se había vuelto a hablar, ni siquiera de nada que no fuera el proyecto que debían entregar ese día. Cada tanto, la actitud tosca, fría de Zee volvía a golpear a Nunew, pero a este ya no le dolía de igual forma, lo veía como algo normal. La pequeña, casi invisible, incomodidad que se formaba debido al silencio, era de un aura de dos compañeros de trabajo que se gustan entre sí, pero les apena decirlo. Callados, alejados y apenas dirigiéndose la palabra en el trabajo. Pero era diferente fuera de él: ya era costumbre para Zee, recibir un mensaje de buenas noches del menor, apenas se recostara en su cama. Una sonrisa siempre se apoderaba de su rostro, al igual que del de Nunew al recibir la respuesta. El resto del día, y para el resto de las personas, el aura de tristeza los embargaba y parecían dos personas que habían perdido a su pareja de toda la vida.


Por otro lado, Max comenzaba a sentir aquella lejanía por parte de Nunew. Lo sentía triste y sin ánimos para nada. Sus abrazos de "amor" ahora se sentían parte de un "consuelo". Estaba preocupado, pero no quería presionarlo a nada. Ya pronto él solo le contaría que le ocurría.

La temporada en Bangkok era bellísima, ventosa y templada. Quizás, a veces frio. Pero para Nunew y Zee era la época más hermosa ¿Seria coincidencia? ¿Sera su época favorita porque en ella se conocieron...o porque en ella se reencontraron?

— ¿En qué consiste el nuevo trabajo? — interrogó Zee al ver a Nunew ingresar al cuarto de trabajo, mientras leía unos papeles.

— Es uno de categoría "song". Debemos concentrarnos en hacerlo musicalizado, inspirado en música y letras...— expresaba moviendo sus manos —Vamos a colocarnos los auriculares y comenzar a trabajar.

— Lo mejor será trabajar las ideas que nos dieron por separado, escuchando música, y juntaremos nuestros trabajos al finalizar el día— se levantó Zee sirviéndose una taza de café.

— Me parece bien— dijo el morocho dejando unos papeles sobre el escritorio del mayor— Aquí te dejo la ficha. No aclara el tipo de música o género, así que lo haremos libre — acto seguido se sentó en su escritorio y se colocó sus auriculares amarillos.

Las horas pasaron y ambos se sumergieron en sus mundos de melodías y poesía. Cada tanto, Nunew levantaba el rostro y su mirada se cruzaba con la del castaño, se sonreían y volvían a su trabajo.

—Esto...no puede ser...— exclamó Zee estirando los papeles en su escritorio, bajo la atenta mirada de Nunew, a su lado, mordiéndose el dedo preocupado —No estamos coordinando...— expresó.

Sus trabajos siempre habían sido 100% compatibles, ahora estaban fuera de foco. Pareciera que uno hizo el trabajo escuchando balada y el otro un pop extraño.

—No nos conocemos en términos musicales...— masculló el menor.

Zee tardó unos minutos en formular una idea, luego se sentó junto al menor

— Nong, hagamos algo...

— ¿Q...Que?— tartamudeo al dirigirle la palabra por primera vez al mayor tan cerca suyo.

— Hagamos un juego— le sonrió. Acto seguido tomó su ipod y pidió a Nunew el suyo. —Intercambiemos música. Tú escucha la mía y yo la tuya, así podremos conectarnos mejor.

— ¿Mi música?— un leve sonrojo invadió las mejillas del morocho —Pero me da algo de vergüenza...— juntando sus deditos.

— ¡Vamos, Nhu!— esa actitud tierna de Zee sorprendió a Nunew, hace tanto no sentía su voz así, dirigiéndose de forma tan caprichosa hacia él.

— Está bien...— suspiró resignado el menor. Extendió su ipod, tomó el de Zee y se lo guardo en el bolsillo de la campera.

— Ya es la hora— expresó el mayor tomando su mochila —Nos vemos mañana, nong— antes de irse le regalo una bella sonrisa. Nunew estaba aún más impactado, no solo por el repentino buen trato del mayor, sino también por aquella sonrisa que creyó que jamás volvería a ver.




Nat se paró frente al enorme edificio de vidrio. Lo observó varias veces, miró y releyó el papel en sus manos, y volvió la vista al condominio. Tomando algo de aire ingresó a la recepción.

— Disculpe señorita— llamó la atención de la mujer del otro lado del escritorio— ¿El señor Max Saran?