Rictus, sueños y Navidad

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¿Cómo traigo la Navidad a tu corazón?

Ya no puedo ser y ya no seré.

Pasado fui y hoy ya no volveré,

y tal vez en tu futuro incierto viviré.

No haré caminos con mis pasos,

para que te guie a mi sincero cariño.

Entonces, para que viajes a mi encuentro

vendré en aquellas visitas sonámbulas,

estaré frente a tus ojos de pradera otoñal,

desterraré pesadillas que atormentan tu dormir,

secaré el piélago de lágrimas mustias

y tocaré dos veces a tu corazón clausurado.

¿Sabrás que sigo aquí?



*1

    La fiebre cesó por fin. La acompañé en su largo descanso sentado en el sofá, a un costado del ventanal. Tanto negó la noticia que terminó extenuada; la luz de la realidad era demasiado cegadora como para mirarla de frente y sin pestañear. Esperé, transmutado como una estatua de bronce: fría, pétrea y solitaria. Ella, clausuró su alma y desde ese día se recluyó entre álgidas paredes donde nunca nadie más entró.

     Contemplé el otoño sacudir sus hojas en esa tolvanera de afuera, ante su paso danzante abandonar a los árboles desnudos y sombríos; para luego extender una alfombra de matices rojos y amarillos sobre la gravilla del jardín, invitándome a deambular en esas horas crepusculares y finalmente marcharse silencioso para darle la bienvenida a la nieve.

     El frío no caló mis huesos, tampoco los suyos que yacían en su cama entumidos en el desconsuelo absoluto. Ese amargo rictus entre ojos marchitos, su inerme silueta y sus rebeldes cabellos de oro que pasaban más tiempo sobre la almohada que jugando libres con el viento. Parecía que el dormir era el armisticio ideal para dejar de escuchar el murmullo inagotable de los reproches, culpas y remordimientos. Todos juntos a la vez, desvelándola.

     Con el ceño fruncido se removió inquieta y balbuceo unas palabras inentendibles, apegué el oído a centímetros de sus labios rosa, quería oírla decir mi nombre. Una sola vez. Volví los ojos a su faz y por su mejilla la evidencia de estar sumida en una interminable pesadilla: una lágrima solitaria.

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