I. Primera Parte.

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Trabajar como mesera en un restaurante de ricos me tiene los ovarios hinchados; miradas de superioridad, exigencias, malos tratos y ni mencionar a los niños mimados

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Trabajar como mesera en un restaurante de ricos me tiene los ovarios hinchados; miradas de superioridad, exigencias, malos tratos y ni mencionar a los niños mimados.

La definición de que; lo elegante no te quita lo imbécil.

Pero obviamente los clientes siempre tienen la puta razón. Me chupa un huevo lo que esos hijos de perra quieran. Calma fiera, donde quedo nuestro "Trata a las personas con amabilidad ", pero es que piden comida exageradamente cara que, solo lleva una maldita papa con salsa, simplemente para aparentar.

Ridículo y patético.

—Esos apios no te han hecho nada, Scarlette —Una repentina voz masculina me saca de mi terapia privada —. Sonríe y atiende la mesa cuatro. Camile tuvo que retirarse. —Pide Gregorio; el gerente, al verme tirando apios contra el piso.

—Déjame adivinar. Su abuela está muy enferma. —digo irónica.

—Ésta vez puede ser cierto. —defiende Greg, como suelo llamarlo.

Su ingenuidad a veces me causa muchos conflictos. No sé si abrazarlo o darle un zape, para que se despierte.

—Sí no viene con resaca mañana, le creeré.

Sonríe y se acerca a mi, me toma las manos y me ayuda a levantarme.

—Sé que ha sido una semana muy dura, pero no dejes que la dulce chica que conocí se vaya por una mala semana.

Respiro profundo, porque tiene razón, ni siquiera soy de decir malas palabras, en realidad ha sido una semana del asco. Y él sabe cada detalle de lo que ha ocurrido esta semana.

El lunes, discutí con mi madre por mi novio; ahora ex novio.

El martes, tuve que soportar un grupito de niños mimados que me tocaron el trasero.

El miércoles, ese novio que defendí me engañó con mi mejor amiga.

El jueves, me llamó la dueña del departamento donde vivo recordándome que le debo dos meses de alquiler y me embriague tanto con mi reversa de emergencia de alcohol que, desperté en la alfombra de mi baño con una resaca de los mil demonios.

El viernes, "mi mejor amiga" vino a terminar de joderme la vida.

Hoy sábado, amanecí con un dolor de cabeza insoportable y esperando una nueva aventura. Yeii.

—Ayúdame con esta mesa y podrás irte. ¿Qué dices? —negocia Greg, como si mi trabajo no fuese ese y yo estuviese haciéndole un favor. Ahora entiendo porque todos dicen que soy su favorita, pero creo que el hecho de que seamos mejores amigos desde que llegue aquí, aproximadamente un año y medio te da muchos beneficios.

Lo miro con recelo— ¿Cena gratis el día de mañana? —Propongo.

—Cena gratis. —Acepta, sonriendo por mis niñadas.

Perversa confusión. (LIBRO I) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora