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Aunque ambas almas se separaron luego de una perversa confusión. Ninguno puede olvidar. Ninguno quiere olvidar.
Mientras, luego de una larga jornada de trabajo y con un mejor semblante Scarlette llega a su departamento, envuelta en los recuerdos de la noche anterior, en dónde ese hombre de ojos azul eléctricos le hizo cosas que aún con sólo el recuerdo puede sentirlo.
Como cada que llega a su hogar, se asea y come esa cena gratis que su mejor amigo y jefe le prometió.
La llegada de su ex la pasada noche fue inesperado, que de igual forma le dio una experiencia inesperada. Las llaves que ella le había regalado a él de su departamento y las llaves con la cual había entrado la noche anterior reposan en la mesita de noche junto a ella. Haciéndole recordar lo excitante que fue aquel momento.
Enciende la televisión de su habitación y pone su programa favorito.
Mientras se llena la boca de Espaguetis, su teléfono vibra con una nueva notificación. Sin tomar mucha importancia ignora la notificación y se ve absorta en su programa favorito. Una nueva notificación le hace encender la pantalla de su móvil y frunce el seño ante el mensaje de un número desconocido.
Me debiste advertir, que podría obsesionarme contigo si entraba a tu apartamento.
Sonríe y entra al chat, empieza a escribir mientras muerde su labio inferior.
¿Debería preocuparme?
Él lee el mensaje y se marca el escribiendo.
Si te gusta que te dé duro, no, no deberías.
Aquel mensaje, muy lejos de incomodarla, solo la hizo sentirse excitada.
