{14} Sacrificio

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──Damien... ¿Yo también debería pasar por esto?

Pip traía la ropa manchada de sangre, con dificultad cargaba a rastras hacia casa el cadáver de Pocket.

Damien volteó y lo que vió lo horrorizó. No por el hecho, él había visto cosas mucho peores; sino por quiénes eran.
El rostro de Pip palidecía y se veía perdido, con las pupilas dilatadas.

──¡Pip! Ay, carajo... Mierda, mierda...

No tardó nada en actuar, aún con la sorpresa; fue directo a quitarle el cuerpo. Lo tomó entre sus brazos y lo colocó en el sillón.
De alguna manera, Damien sabía que esto pasaría algún día. Pero no estaba preparado para ello.

──Pocket dijo que era lo justo, que necesitaba pasar por esto, y se le entregó a un demonio torturador...

Las palabras de Phillip entraban por los oídos de Damien y quería fingir que no estaban siendo dichas realmente.

──Él dijo que ambos deberíamos pasar por esto...

──No, no es así... Vete a tu cuarto, Phillip.

──¿Se pondrá bien?

──Si, mañana vuelve, no te preocupes...

──¿Debería hacer lo mismo para hacerle compañía, Damien?

──¡No! ──respondió de forma directa.

──¿Porqué no? ──le preguntaría de forma inocente y sin aparente emoción en su rostro.

──¡Porque no, y ya! ¿Quieres irte a tu cuarto, por favor?

──Pero... Quiero acompañar a Pocket.

──¿Para qué? ¡Es un jodido cadáver ahora mismo! ¡Lárgate a tu cuarto ya!

──... Yo soy lo mismo. ¿No? Es lo justo, debería pasar por lo mismo.

──No, porque tú... Tú eres mi prometido. Tú tienes otros privilegios, Phillip.

Consideró necesario decirle eso en ese momento, para tratar de hacerlo entender. Situaciones desesperadas requerían medidas desesperadas.

──Eso no es muy justo para los demás, Damien.

──¡Me importa una mierda! Y ya deja de verlo, maldita sea...

Pero Pip no podía dejar de verlo. ¿Y cómo no verlo? A Pocket le faltaba la mitad de la cara.
Muchas ideas indeseables cruzaban por su mente. Dudas, miedos, preguntas... Confusión.
Y Damien lo sabía. Protegido o no, Pip seguía siendo humano. Así que actuó rápido y lo tapó con su chaqueta para que Pip no lo viera más.

──Damien...

Un silencio se produjo pero no duró mucho. Lágrimas corrieron por los ojos del británico.

──Estoy asustado...

El azabache vió esas lágrimas y no pudo más.

──No... Tranquilo, ven aquí...

Para suerte de Damien, Pip logró recobrar la cordura y fué a abrazarlo de inmediato. Damien besó su cabeza.

──Todo va a estar bien, ¿Ok? Pocket revivirá en unas horas y todo volverá a la normalidad... Tranquilo.

Dilema moral e infernal •|Dip|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora