V

1K 121 5
                                    


Tony huía a través del salón del piso principal siendo perseguido por una estresada Pepper.

—¡Tony! No podéis encargarme organizar una boda al completo y ¡no decidir entre ninguna de las opciones! —la pelirroja abrió un portafolios con un montón de fotos recopiladas —. Los centros de mesa. ¿Vainilla y dorado o el de color coral?

El ingeniero se vio acorralado.

—Pepper, te aseguro que no sé qué es el color coral. ¿Por qué no le preguntas a Loki? Que sea todo como el desea, móntale la boda de sus sueños.


La mujer suspiró cansada.

—Lo hice. Le aburre tanto como a ti, solo decidió que el menú debía contener dragón y algo sobre una costumbre asgardiana en la que peleas por su mano en un taparrabos.

—Pues ya tienes por dónde empezar, tú consigue el dragón y yo puedo cumplirle esta noche lo del taparrabos.

La pelirroja estuvo a punto de protestar cuando un maullido hizo que ambos miraran sus pies. Un pequeño gatito gris se frotaba insistentemente contra ellos.

—¿De dónde saliste tú, bolita? —sonrío Pepper, agachándose a su altura para acariciarlo.

Tony abrió los ojos al ver la cola del animal: una enorme hoja de planta de interior que había quedado sin transformar. Esto ya lo había vivido hacía solo unos meses.

—¿¡Loki!? —gritó empezando a buscarlo por la torre —. ¿Estás haciendo magia involuntaria de nuevo?

El dios apareció, embarazadísimo de ocho meses y con profundas ojeras debajo de sus ojos.

—¿Estás bien? ¿No estarás enfermo?

—No.

Una oleada de magia repentina cambio el atuendo de negocios de Potts por un traje de arlequín.

—¡Loki! —gritó ella mientras Tony Stark trataba de aguantar la risa.

Un segundo después, Tony lucía el mismo disfraz.
—¡Hey! Deshazlo. Esta ropa no me enciende nada para un juego en la cama.
—No soy yo —gruñó fastidiado.

La televisión del comedor se encendió en ese momento, emitiendo un capítulo de Peppa Pig, y Loki se tambaleó siendo atrapado por los brazos de Tony antes de tocar el suelo.

—¿Estás bien?
—Puedo llamar a un médico— dijo Pepper con el teléfono ya en la mano.

—No. Estoy bien —insistió de forma terca.
—¿Es el bebé el que está haciendo magia?

El dios volvió a negar con la cabeza.

—Casi. Está utilizando mi propia magia, con la que lo alimento. La usa para hacer travesuras.

La sonrisa de Tony se ensanchó.

—Sé lo que estás pensando. No es divertido.
—No te puedes enfadar con nuestro bebé porque le gusten las travesuras— la sonrisa del ingeniero seguía siendo enorme.

—No me enfado con él, lo hago contigo.
—Está bien. Podemos discutir eso más tarde, pero de momento lo que necesitas es descansar.

Tony lo elevó en sus brazos antes de cargarlo a su habitación, donde lo depositó en el colchón. Justo después se quitó el ridículo disfraz hasta quedarse en bóxers y se metió en la cama con él, abrazándolo por su enorme cintura.

Loki se giró para quedar frente a él, rodeando su cuello con los brazos para comenzar a besarlo. La temperatura de la habitación subió unos cuantos grados mientras ambas lenguas se enredaban entre ellas.

—Quiero que me folles.

—¿No estás cansado para eso? Aunque obvio que sí.

Los labios de Tony se posaron en la cara anterior de su muñeca comenzando a crear un camino delicado.

—¡No! —Loki bufó apartándolo con un manotazo —. No quiero que te mezas dentro de mi mientras me llenas de besos empalagosos. En serio, quiero que me folles.

—Mi amor, tienes ocho meses de embarazo.

—Ya no me ves atractivo—gimió.

—¿Qué? ¡No! Maldita sea, compruébalo tú mismo — Tony tomó la mano de su pareja para apoyarla en su miembro que estaba duro como una piedra —. Solo necesitas insinuar la palabra sexo para tenerme babeando por ti. Pero aun así no pondría tu seguridad en riesgo, podemos esperar un poco más.

—La última vez que lo hicimos duro tenía cuatro meses de embarazo. Sujetaste mis manos a la espalda y me follaste contra la pared—murmuró.

El ingeniero sonrió, depositando un beso en su barriga.

—Te prometo que cuando tengamos al bebé volveremos a manchar esa pared.

El dios hizo un puchero aún molesto, no quería esperar tanto.

—Pero mientras —Tony se coló entre sus piernas, bajando la boca a la altura de su pene—, voy a ser tan imaginativo que no lo echarás en falta.


***

Las travesuras del futuro bebé habían empeorado en su último mes de embarazo y la magia involuntaria de Loki estaba desatada. El semidios tenía su energía bajo mínimos, pero se había negado a permanecer en la cama y Tony lo perseguía por toda la casa con miedo a que se desmayara.

Lo único bueno que Loki podía sacar de la situación es que el resto de avengers se tensaban cuando entraba a la misma habitación que ellos, temerosos de ser convertidos en cualquier cosa. Thor había pasado diez horas convertido en una rana hacía tan solo dos días.

Caminó hasta el sofá dispuesto a dormir allí hasta que la molesta barriga le hiciera despertarse, pero se quedó a medio camino de llegar. Una fuerte contracción hizo que llevara sus manos de manera automática hasta su vientre.

—¿Tony?

—¿Sí, nene? —Stark caminó hasta él quedando paralizado al ver el rostro de su prometido— ¿Es el bebé, verdad? ¡¿viene ya?!

Tony contuvo un grito poco masculino y se concentró en normalizar los latidos de su corazón. Lo tenían todo preparado, no tenían por qué preocuparse. Solo necesitaba coger la bolsa de viaje, avisar a la Dra Cho, no desmayarse por el camino...eran tareas sencillas para un super genio.

Loki acababa de romper la bolsa y eso les daba algunas horas para llegar a las instalaciones de Shield si todo ocurría al ritmo de un parto normal. Cuando Loki agarró su brazo de forma poca amistosa supo que nada de eso iba a pasar.

—Loki, no...

—¡No puedo controlarlo!

Y ambos desaparecieron del salón con un destello verde.

Mundo caóticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora