III

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El dios caminó por la sala de estar esquivando embalajes y piezas de madera.

—¿Te has vuelto loco? Aún quedan ocho meses para que nazca el bebé.

Tony dejó el destornillador a un lado para sostener la cintura de Loki y obligarlo a sentarse entre sus piernas, apoyando la barbilla en el hueco de su cuello.

—¿Qué te parece?

Loki echó un vistazo a lo que era una cuna blanca con pequeñas hojas talladas en las esquinas de madera.

—Monstruosamente grande.

—Cuánto más grande mejor, es una regla universal para absolutamente todo.

—Tony, ni siquiera tiene sentido que hagan una cuna de bebé así.

—En realidad junté dos. Aún queda que le agregue toda la tecnología, he pensado en un sistema defensivo que vaporice al que intente acercarse sin identificación.

Loki suspiró acomodándose mejor en los brazos del ingeniero. No era eso lo que había venido a discutir.

—La reina Frigga vendrá a hacernos una visita.

Tony besó su cuello, empezando a adivinar porque su pareja se había puesto tan tensa en sus brazos.

—Entonces conoceré a tu mamá. ¿Sabe que estás embarazado? ¿cómo pudo enterarse?

—Envié a mi urraca.

—¿Hasta Asgard? ¿cómo esa cosa puede siquiera atravesar la atmósfera?

—Tony, esto es serio. Puede que Odín también venga.

Tony comenzó a hacer círculos en la espalda de Loki para relajar sus músculos tensos.

—Así que también voy a conocer al todopoderoso papi, que bien.

La familia de Loki siempre había sido un tema tabú. Sabía que las cosas iban mejor entre ellos, Odín se estaba esforzando en ser más cercano a sus hijos, pero seguía habiendo presión y fricciones entre ellos.

—Mi padre aún no acepta que Thor tenga una relación con una midgardiana y si no acepta a la pareja de su propio primogénito, conmigo...

—Hey, no te preocupes antes de tiempo. Yo soy el yerno ideal, cualquier padre me amaría.

El dios lo miró con el ceño fruncido, la misma cara que siempre le avisaba de que esa noche no iba a haber sexo.

—Y esa es mi señal para dejar de hablar.

Tony besó a Loki en la mejilla antes de incorporarse y ayudar al dios que se dejó arrastrar.

—En serio, deja de preocuparte, nene, y prepararemos la cena. No quiero que vuelvas a tirarla porque la carne se hizo un poco de más.

—Carbonizada, Tony.

—No exageres, el núcleo aún estaba congelado.

***


Dos días después de que Loki recibiera la noticia de que serían visitados, el puente bifrost se abrió en mitad de su salón y Odin y Frigga se materializaron frente a Tony que comía yogurt en el sofá vestido únicamente con una camiseta manchada y unos calzoncillos con imágenes de Iron Man.

Odín miró al ingeniero con el ceño fruncido y Tony se sintió pequeño.

—Creía que los midgardianos no se acostaban a horas tempranas.

—No lo hacen —exclamó Tony con las mejillas sonrojadas por haber sido descubierto en ropa interior a las cinco de la tarde—. Es solo que no sabíamos cuando vendrían.

Mundo caóticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora