Capítulo 2

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Tome el brazo de mi mellizo al salir de la habitación, caminamos en silencio por el pasillo, siempre cuando uno era castigado reinaba el silencio entre ambos. Era algo tan simple, el otro se culpaba por no haber salvado al contario y el que fue castigado se regañaba preguntándose por qué se lo había dicho.

Llegamos a la cúspide de la escalera y todos mis hermanos están esperando, como siempre hacían cuando la familia está reunida para conmemorar algo.

-Miren quien llegaron, mis hermanos- Dijo Antonio. - I gemelli demoniaci- él se acercó a mi dándome un beso en cada mejilla y haciendo que me suelte de Daniel, el olor alcohol abundaba en su aliento. El ex gobernador ya estaba ebrio antes de la reunión familiar, rogaba que papa no se dé cuenta. 

Hace un par de meses fue remplazado por nuestro primo hermano cuando mi hermanito no le quiso ceder el poder a mi padre, lo destituyo y lo envió a New York a ver si podía aprender algo de la mafia italiana allí. Antonio era su niño favorito, el que menos sufrimiento tuve en sus manos, pero mi querido hermano, que se volvió muy borracho después de que lo sacaron a patadas del poder, es un hombre muy inteligente pero impulsivo.

-Antonio por dios- dije cuando se me arrojó encima y me abrazo -Estás borracho- no fue una pregunta, lo podía oler en todo su cuerpo. 

El río y se dio la vuelta hacia donde se encontraron las copas, se chapan, tomo dos, una se la llevo a los labios y se la tomo de un trago.

Mis ojos cayeron Francisco, que se encontraron en silencio al lado de Alexander, sus miradas frías y calculadoras no expresaron nada.

Observe a cada uno de mis hermanos, todos compartimos los mismos rasgos, mandíbula marcada, rasgos finos, pero brutales, grandes ojos verde mar, con la leve diferencia era mi cabello con los de ellos, el mío era un tono más claro y los ojos de Alexander con una mancha de heterocromía.

Los ojos de Alexander me estaban evaluando, buscando alguna duda, antes de todas la noticia, pero sabía como actuar con él, viví estudiando a cada uno de ellos, buscando la perfección para que me den lo que quiero. Pero mientras Alex buscaba que no sienta nada, Fran buscaba que cada gramo de mi cuerpo sienta más que el fuego.

Mis dos hermanos mayores, que solo tenían meses de diferencia, eran tan diferentes, dos mundos paralelos, el frío y el fuego. Cuando ambos estaban juntos, que era casi siempre, no sabía a cuál de los dirige, como actuaría ante ambos.

Siempre fue así vínculo, Daniel y yo uso un especial, vivíamos juntos todo, compartimos la misma oscuridad profunda y uso los mismos miedos. Alex y Fran eran uno, dos por, los opuestos, pero uno y Antonio era el favorito de papa. Peor compartimos sangre, éramos uno.

Los ojos de Alex me evalúan, la tensión de la habitación se podía cortar con un cuchillo. Una pequeña gota caliente corrió por el mi brazo por debajo de mi manga, y los ojos de todos mis hermanos se dirigieron ello.

Daniel tocó con una mano mi espalda y con la otra trato de limpiar la sangre y me tensé por el dolor que sentí cuando me toco.

-Lo siento- me soltó, Alex y Fran ya estaban casi sobre mí, ambos me evaluaron por debajo del vestido rojo, algunos lugares tenían manchas más oscuras. 

-Allí es donde estuviste todo este tiempo, pensé que tú la habías dado las piestas- Comento Alex limpiando la gota de sangre que caí en mi otro brazo.

-Te dije que ella no había sido, no es tan frívola como tú- Gruñó mi mellizo acomodando la manga del vestido.

-Quien murió?- pregunte dirigiéndome a mis hermanos, ellos seguían discutiendo en silencio.

-Alis- finalizó Fran y escuché una copa caer y todos nos giramos hacia Antonio quien había lanzado todas las copas y se había sentado en el suelo apoyando su cabeza contra la pared mirando el techo.

Me alejé de todos mis hermanos y me lancé a abrazar a Antonio, él se desarmó en mi pecho, comenzó a llorar como nunca y me abrazó como y fuera su único salvavidas. 

Mi corazón se rompió al tenés a un hombre tan poderoso llorando en mi pecho, pero no derrame ni una lágrima me dedique a abrazarlo y acariciar su cabello.

-¿Cómo?-Exigí.

-Hace dos días apareció muerta en su apartamento, le había sacado el bebe del vientre ya ella la descuartizaron viva, el bebe tenía cinco meses, lo ahogaron con una almohada-Comento Alex, Respire profundo para que mis ojos no se llenaran de lágrimas.

-Quien le dijo?!- Todos habían jurado proteger a ese bebe, todos habían hecho el juramento de sangre para proteger al único niño Vianchii no nato.

-Nadie le dijo Chiara, había un topo que tenía algunas pistas que las unió, cuando Alis se fue a hacerle un control, al bebe le extrajeron sangre e hicieron una prueba de paternidad con la sangre que padre tiene nuestro- apreté a mi hermano contra mi pecho.

-El topo, lo quiero-Rugí.

-Lo mate lente y sádicamente ayer -Comentó Daniel.

El silencio del reino perdido entre nosotros.

Alis era la novia de Antonio desde hace un año, ellos se conocían en un restaurante, ella era mesera y se le había caído el plato de comida sobre mi hermano. Él se enamoró de la sencillez y la belleza de Alis, su humildad y amor por todo el mundo, mi hermano había cambiado, había intentado ser un mejor hombre para ella, hasta intentó arrebatarle el poder a mi padre del gobierno, donde él lo puso porque ella lo vio como un hombre bueno, él se lo quería demostrar. Yo siempre lo supe y cuando le deje a Daniel ambos buscaron borra su rastro de nuestro padre para que nuestro hermano pueda tener una pisca de felicidad en su vida.  

Recuerdo el día que el padre había dictaminado que el se ira a Nueva York, recuerdo como había aparecido en mi habitación casi suplicándome que lo ayudara, que él sabía que yo lo sabía todo y que Alis estaba embarazada. Esa misma noche convoqué a una reunión en la antigua casa de la familia, una que había sido quemada hacía y siglos todos habían jurado con nuestra propia sangre que íbamos a cuidar a su hijo y no lo dejaríamos caer en las garras de Lucca, hasta que encontremos la forma de trasladarlos a Nueva York.

Pero Lucca tenía ojos entados, lados, siempre los tubo, pro eso tenía a sus armas, más letales, sus propios hijos, agarradas del cuello.

-Lo lamento- le susurré.

-Ha estado drogándose con cada mierda que encuentra y tomó tanto alcohol que no recuerda su nombre- Finaliza Fran. 

Lucca siempre nos arrebató cada gramo de felicidad que usó, ha matado a más mujeres y mascotas para lastimarnos y volvernos frívolos e insensibles que nadie más, por eso dejamos de encariñarnos con todo, pero Antonio siempre tuvo más libertad jamás sufrió como los demás. Pero era la primera mujer embarazada de un Vianchie que mi padre mataba.

-Llévenlo a la habitación, Alex y yo distraeremos a padre, si lo ve así lo torturará- 

Mis dos hermanos me arrebataron a Antonio y se lo llevaron por el pasillo, Alexander me precio su mano, yo la tomé y ambos nos dirigimos a la escalera.

Tenemos el peso, una muerte más por nuestra culpa, el bebe no nato de nuestro hermano para agregar a la lista, por algo éramos insensibles porque si no nos podíamos quebrar como Antonio peor había una leve diferencia, a Antonio lo iban a regañar, iba a recibir unos latigazos en la espalda si era cualquier otro de nuestro padre hecho que nosotros mismos saquemos el bebe del vientre de esa mujer y luego no abría obligado a descuartizarla viva.

Nos detuvimos en el borde de la escalera

-Sé lo que piensas- susurro mi hermano mirando así el frente. -Agradece que no fue otro porque...-

-No sé cómo alguno de nosotros hubiéramos podido salir adelante después de tener que matar con sus propias manos lo que más ama, está mal que digamos esto, pero papa fue compasivo porque es su favorito- él asiente.

-pudo haber sido peor si era otro de nosotros-

Y ambos comenzamos a descender la escalera hacia donde se encontraron todos los peores monstruos de Italia.







anarquíaWhere stories live. Discover now