Los Pequeños Cambios

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Narración de Lía

Abrí mis ojos y estaba en el hospital. Lo único que recordaba era estar en ese lugar oscuro, y sabía que grité con todas mis fuerzas. ¿Dónde estaba Enzo? ¿Dónde estaba él, quien supuestamente me tenía que salvar? No recordaba nada de lo que había pasado.

— Veo que ya te levantas. Deja de hacerte tantas preguntas —me dijo Enzo—. Mi cabeza me está doliendo por esas preguntas.

— ¿Puedes leer mi mente? —pregunté, asustada.

— Sí, no sé si te lo dije, pero soy un vampiro a la par de un guardián de la estación del otoño.

— Entonces, ¿puedes responder esas preguntas que tanto me molestan?

— Te desmayaste una vez que atacaste a Michelle. Pudiste derrotarla; ahora eres un alma sola.

— ¿Así de fácil?

— Sí, tenemos un enemigo menos. Sobre Francesco… él desapareció después de esa pelea.

— ¿Cómo en algún momento de mi vida pude amarlo? Si te hubiera conocido antes, nada de esto habría pasado.

— Las cosas pasan por algo. Yo te amaré a pesar de todo.

— Tuve algún recuerdo tuyo antes de que matara a Michelle. ¿Quién era esa chica que casi te mata? —susurré, sintiendo su tristeza.

— Ella fue mi primer amor, pero le mintieron sobre mi vida y ella lo creyó. Los supremos tuvieron que matarla… la mataron en frente de mis ojos.

Las lágrimas comenzaron a brotar. Pensé que yo era su único amor, y resultó que otra mujer lo había conquistado y lo dejó marcado de por vida.

— Pero ese amor me traicionó. Sentí que jamás volvería a experimentar esas emociones hasta que te conocí —respondió sin titubear.

— Jamás me contaste eso. ¿No tenías confianza en mí?

— No lo iba a hacer porque no era necesario que lo supieras. Siempre me reprocharías por ello.

Se acercó y me dio un beso en la frente, pero era un beso demasiado frío. Luego se fue de la habitación. ¿Qué podía hacer con estos maliciosos sentimientos que me dio Michelle? No pretendía odiar cosas sin sentido. Mis lágrimas se desbordaron; sentía que mi mundo se estaba derrumbando. Ojalá no pasara nada malo con Enzo. Sin darme cuenta, alguien había entrado a mi cuarto.

— Señorita Colombo, veo que se levantó —dijo un joven doctor.

— Sí —respondí, con desánimo.

— ¿Por qué estás tan preocupada?

— Estoy algo desmotivada con algunas cosas.

— Si tienes que contar algo, puedes hacerlo conmigo.

— No es necesario; puedo resolverlo yo misma. Soy demasiado madura para hacerlas sola —lo dije algo molesta.

— A veces no podemos resolverlas solos. Aparentas tener un carácter fuerte, pero sé que ya no aguantas más.

Cerré mis ojos, indicando que no quería verlo ni responder sus preguntas. Solo escuché sus pasos alejarse y cerrar la puerta. Mis lágrimas se desbordaron otra vez; no quería sufrir.

— Lo sabía; sé que no ibas a aguantar —escuché la voz del joven.

— No me dejarás en paz hasta que te diga lo que me está pasando, ¿verdad?

— Sí, pero primero me presentaré. Soy Jake.

Narración de Enzo

Una vez que me fui del hospital, me sentía culpable por haber dejado a Lía. Llegué al hotel y me encerré en mi cuarto, comenzando a arrojar mis cosas por todas partes. Solo quería destruirlo todo.

— Tranquilo —me dijo Brigitte, abrazándome cuando me vio muy desprevenido.

— ¿Cómo crees que esté tranquilo cuando voy a volver a perder a alguien muy especial en mi vida?

— Hablé con los supremos. El 25 de este mes, tienes que estar con Lía y verlos donde siempre.

— ¿Qué hiciste esta vez? —me alejé de ella.

— Solo será una sorpresa, incluso para Francesco.

Suspiré profundamente y me eché en la cama, agotado por todo lo que había pasado. Esta vez, nadie se saldría con la suya. Todos seremos iguales. Cerré los ojos, y el sueño me ganó.

En el sueño

Aún era un niño y estaba sentado en un jardín, muy triste, cuando sentí que alguien me dio un abrazo y acarició mi espalda.

— Sabes que fuiste valiente por mucho tiempo, pero es hora de descansar.

Me alejé de ella. Era Lía, quien sonrió por un momento y me dio un beso en la frente.

**Fin del sueño**

Me desperté sintiéndome diferente. Lía siempre me podrá defender en todo. Conocerla fue, es y será una de las mejores cosas de la vida. ¿Cómo pude pensar que sería un estorbo? Quiero que siempre sea mi alma gemela.

Narración de Francesco

Maldita sea, no pude salvar a mi Lía. Soy demasiado débil. Caminaba por un bosque, sin saber cómo llegué a este lugar. Estaba algo herido; Michelle me había puesto un medicamento muy fuerte que no me dejaba curarme rápido. Caí al suelo, abrumado por mi cansancio. Estaba cerrando los ojos cuando un recuerdo surgió en mi mente.

Flashback

— Estás muy elegante hoy; te ves muy guapo —me dijo la señora Stella.

— Gracias, señora Stella. Sin usted, no podría vivir bien. Juro que haré lo indispensable para que no le afecte nada y nadie.

— Joven Francesco, yo estaré bien en todo. No se preocupe.

Ella es y será la madre que siempre quise tener. La quiero toda mi vida; es mi única mamá, a quien siempre apreciaré.

Fin del flashback

Trataré de sobrevivir por mi única madre. Me levanté, pero recordé las palabras de Michelle antes de morir. Ella me dijo: “Hice daño a alguien que siempre admirabas y apreciabas. Quería que sufrieras”. Maldita Michelle, ¿por qué lo hiciste? Ya no tengo nada en esta vida que me impida seguir adelante.

— Pensé que aún querías a Lía —dijo Brigitte.

— Al… pasar… los días… me di cuenta de que… ella nunca me va a querer nuevamente. Estoy admitiendo que ella siempre va a querer a Enzo.

Me puso sus brazos en todas las heridas y me curó, pero no dijo nada sobre Lía y Enzo.

La Ley Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora