Capítulo 2

9K 849 70
                                    

El rubio apretaba sus sábanas hecho bolita bajo las cobijas, escuchó como tocaban la ventana de su habitación, ignoró el toque, sabía que era Kakashi -Naruto -el pequeño tapó sus oídos, no quería ver a nadie, no quería escucharlos -vamos Naruto, abre, hablemos -el rubio mordió sus labios tratando de contener el llanto, sus ojos estaban hinchados y su rostro moteado por tanto llorar, negó con su cabeza -Tsunade-sama quiere hablar contigo -el rubio se levantó, con la manta ocultando su rostro, colocó sus sandalias ninja, abrió la ventana. Los brazos del sensei lo envolvieron con cariño en un abrazo -sabes que a lady Tsunade le duele todo esto, hizo hasta lo imposible por cambiar al elegido para tu matrimonio, habló en repetidas ocasiones con el Daimyo, está igual de frustrada que tú, no te cierres, mi kohai es una excelente persona, tu sabes su historia -el rubio asomó sus ojos por la manta, se veían rojos e hinchados por estar llorando -¿en serio la abuela hizo eso? -Kakashi sonrió, asintió -¿vamos? -el rubio aceptó, en un shunshin de hojas el rubio apareció en la oficina Hokage.

La rubia de inmediato se paró, lo abrazó con cariño -demonios Naruto, me tenías preocupada, lo lamento, te juro que lo intente -el Uzumaki tapaba su rostro en su manta, no quería que lo vieran llorar -está bien abuela, como quiere nunca me hubiera correspondido, tal vez terminaría odiándome -la rubia sobaba su espalda consolándolo -mañana vendrá Mikoto para empezar con los preparativos -el pequeño negó con molestia -no quiero una boda con alguien que no amo, simplemente firmaré el papel y viviré con él, no más -la rubia lo soltó dejándose caer a su silla -Naruto, el Daimyo pide un heredero, leíste la carta -el rubio asomó sus gemas cristalinas -sólo pide uno -la rubia sonrió -bien, hablaré con Mikoto-

…..

La puerta de su departamento sonó -¿rubio? -Naruto levantó el rostro de su cama, tomó su manta, se levantó de su cama con velocidad corriendo, abrió la puerta, se lanzó a los brazos del azabache -demonios rubio, acabo de regresar de Suna y me entero de estas idioteces -el pequeño puchereó en su pecho, encajó su rostro con cariño aferrándose a su chaleco -no quiero Shika -el Nara encajó su rostro en su cuello absorbiendo su aroma -podemos buscar alguna opción, hablar con el Daimyo, eres el héroe de la guerra, demonios -el pequeño negó desesperado -la abuela ya ha hablado con el Daimyo dándole todas esas ideas, se negó rotundamente por una lista enorme del porqué debía ser yo, la abuela sugirió a Sasuke, sabe de mi amor por él, también se negó, dijo que no tenía el suficiente peso político y sus actos antes de la guerra, sumando que no le intereso tampoco a él, más que como un amigo y eso también está en duda
-el rubio mordía sus labios haciéndose bolita en sus brazos.

-Maldita sea rubio -el Uzumaki se despegó de su pecho, jaló de él hacia el sofá, lo sentó y se sentó sobre sus piernas dejándose mimar, era su mejor amigo, pero también era su amigo con derechos, ambos habían llegado a un acuerdo de cumplir con sus pequeñas calenturas mientras encontraban pareja, el Nara estaba interesado en Temari y el rubio en Sasuke, aunque lo suyo no parecía tener solución, por el momento podía gozar de su pequeña aventura en la que llevaban algunos meses desde que regresaron de la guerra -Shika -el Nara besó su frente -bésame -el azabache sonrió, levantó su rostro con su mano, tomó sus labios con deseo, sus lenguas jugaban una con la otra en un vals rápido -quiero… mi despedida, de soltero -Shikamaru mordió el labio inferior del pequeño juguetonamente -te haré sentir bien rubio -el Nara comenzó a besar su cuello con cariño, lo tomó en brazos, lo llevó a la habitación, lo acostó con delicadeza, levantó su mano para cerrar la cortina. El azabache soltó sus labios, abrió la manta dándose cuenta que estaba en unos diminutos boxer y una ligera blusa de tirantes para dormir, le encantaba que usara esas prendas -¿acaso me esperabas rubio? -Naruto mordió sus labios -puede ser vago -Shikamaru sonrió con diversión, desnudó suavemente al pequeño, no dudó en abrir su pantalón y comenzar a hacerlo suyo.

Atado a ti (Itanaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora