PROLOGO

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Cuando Naruto quería pensar en otros mundos, pensaba en aquellos donde Kaguya lo había enviado en su batalla, lugares enormes y áridos.

Sin embargo, este mundo le demostraba todo lo contrario. Este lugar estaba repleto de vida, humana y vegetal.

La población era exorbitante si la comparaba con casa, y solo empeoraba al pensar lo reducida que quedo la población en las Naciones Elementales tras la guerra, y aunque pensar en su hogar lo distraía bastante, tuvo que enfocarse en lo que hacía ahora...

"Bienvenido a Helados Elsa, tenemos todos los sabores que te puedas imaginar, hasta congelarte el cerebro". Las palabras salieron sin entusiasmo alguno, siendo ya repetidas más de mil veces.

La persona en la entrada no prestó mucha atención a sus palabras, estando más interesada en observar con completa atención los sabores de helado en los congeladores.

"¡Quiero el del chocolomo con zarzamora!" Gritó con entusiasmo mientras señalaba dicho sabor.

Suspirando de tal forma que haría enorgullecer a Shikamaru, Naruto no tardo en abastecer con maestría dos bolas de helado en un cono y entregarlo gentilmente a la cliente, quien algo sorprendida por la rápida atención lo miro directa y penetrantemente a los ojos.

Un escalofrío le recorrió la columna al darse cuenta la estupidez que había hecho. La gente no tardaba segundos en entregar helados tan bien servidos...

Y mucho menos un adolescente tardío como él, al menos no en este mundo. Naruto quería golpearse la cabeza contra la pared mil veces ante su error.

Pero la mujer no se estremeció o gritó aterrada como otros clientes habían hecho antes en sus anteriores deslices.

No. Ella lo miro como una serpiente mira un ratón, y eso solo lo confundió aún mas.
La mujer dejó varios billetes grandes en la vitrina frente a el, y no tardó en deslizarse hasta la entrada con elegancia, desvaneciéndose tan rápido como había llegado.

Fijando su mirada en el dinero en la vitrina, Naruto abrió los ojos ante las enormes denominaciones que tenían todos los billetes ahí, y en especial, centrándose en un papel blanco con varios signos extraños en el de color negro.

Sentía energía emanar de el folleto... y solo pudo llegar a una conclusión...

Jodidos demonios. Donde quiera que decidiera ir, ellos parecían encontrarlo como una abeja encuentra la miel... o el polen, ¡o lo que sea!.

Naruto había llegado a este mundo hace un año. Y las circunstancias de su llegada, al menos no fueron malas. Al terminar la guerra, le había pedido a Sasuke como favor que le mostrara las habilidades de su rinnegan.

Nuevamente una pequeña demostración terminó como una pelea a gran escala entre ambos, pero de una manera como no la habían tenido en años, amistosa.

No más enfrentamientos a muerte entre ellos.
O al menos esperaba que Sasuke no lo intentara, por que cuando lo volviera a ver la patearía el trasero... bastante fuerte.

Al final de la batalla, y tras recordar todas las habilidades de Kaguya, Naruto había decidido servir como una batería de chakra para Sasuke mientras ambos experimentaban con las habilidades latentes de su rinnegan.

Cuando decidieron revisar la habilidad de transportación dimensional, Naruto de hecho esperaba ver las mismas a las que Kaguya les había mostrado.

En cambio, parecía que el portal no había funcionado y solo se había abierto en algún otro lugar del planeta, así que tan impulsivo y temerario como Naruto era, cruzo el portal y al voltear, se había cerrado.

La nueva vida de un shinobi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora