୨ ♡ ୧ - Minho quiere a Jisung.
Jisung quiere a Minho.
Minho no tiene hijos.
Jisung tiene dos hijas.
Minho no tiene estrés.
Jisung vive en estrés puro.
Minho quiere ser padre.
Jisung está confundido.
Yeri y Lia quieren a Minho como padre.
꒰...
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El castaño se bajó de la cama un poco cansado y a paso torpe. La mañana estaba fría y el viento helado que corría por la habitación hacía estremecer los cuerpecitos que descansaban en la cómoda cama.
El castañito las vio y se frotó los brazos con las manos intentando coger calor.
Casi corriendo entró en el baño buscando su cepillo, casi siempre lo encontraba en un sitio diferente en el que lo dejó la noche anterior.
Con el cepillo en mano se lavó los dientes. Tenía unas ojeras enormes bajo los ojos y su pelo castaño claro estaba desordenado.
Cerró los ojos y bajó su cabeza, hoy tenía mucho trabajo y tenía que llevar a sus pequeñas a la guardería.
Se vistió despacio y con mucho cuidado pues no quería despertar a sus bebés. En puntitas salió de la habitación y preparó su desayuno y un biberón de 12 onzas para Yeji y otro de 6 onzas para su Lia. Como todos los días, se preparó un café enorme y super amargo.
A los diez minutos exactos, una pequeña salió de la habitación frotándose los ojos con mucha pereza. En su mano llevaba su peluche y balanceándose llegó a la cocina. Vio a su padre y estiró sus brazos para que lo cogiera.
-Buenos días... -Le susurró al oído- ¿Qué tal dormiste?
-Bebé...ñorá... - Se quejó de su hermana- ñorá muto.
-Lo sé cariño pero tu hermana está muy pequeña y llora mucho. -Lo sentó en su silla y le acercó el biberón.
Dio un fuerte beso en su frente y la pequeña se frotó la frente quejándose de lo meloso que era su padre. El mayor se dirigió a la habitación y canturreando se acercó a la cama donde dormía tranquila la bebé de un año.
-Lia~... es hora de levantar~... -Él cuerpecito de la bebé se movió incómoda y luego levantó su cabecita- Eso es pequeña levanta ya...
Corrió las cortinas y subió la persiana. El invierno ya se notaba mucho. Las calles estaban húmedas y de los árboles aún caían gotitas de agua. Suspiró y volvió a la cama con la pequeña Lia para cogerla en brazos.
La sentó en su trona y le dio su biberón correspondiente. Su hermana ya casi terminaba el suyo pero como todas las mañanas dejaba un poco y huía de su papá para coger galletas de chocolate de la cajonera baja. Y como si de delincuentes se tratase, se las pasaba discretamente a Lia.
Cuando las pequeñas terminaron su desayuno, el castaño las acompañó a la habitación, en donde sacaba lo primero que veía en los cajones y se los ponía deprisa y corriendo.
-Papá...Lia se ha caiyo... -el pequeño apuntó a su hermana que estaba en la alfombra tirada- ¿se ha hecho pupa?
-No cariño -Le acomodo el pelo con su mano y le miró enternecido- No sé ha caído, se ha vuelto a quedar dormida.
