04. Damn fate

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Eso le pasaba por bajar la guardia, debió obedecer su instinto de alejarse de ese extraño chico. Aunque este parece de confianza, no era conveniente, ya que él conocía a su líder y su pandilla, y lo que menos quería es que todos descubrieran lo que esconde. Todos los vampiros saben perfectamente que su enfermedad es un secreto que no se debe decir a cualquiera.

—Bien, es verdad. ¡Pero no olvides que yo también sé el tuyo ahora! Entonces, te propongo un trato: Tú no le dirás nada a Baji-san ni a nadie sobre mí y yo tampoco contaré tu secreto, ¿te parece bien?

—...— Acababan de conocerse, pero ese chico siendo miembro de Toman pudo golpearlo fácilmente para callarlo, y aun así, no se mostraba tan a la defensiva, fue alguien solitario y le propuso un trato justo — Me parece bien, si tu confías en mí, yo confiaré en ti.

—Perfecto, seamos socios. Me agradas — extendió su mano menos tenso.

—¿Ok? — Takemichi supuso que era su manera de pedirle que fueran amigos y aceptó la mano alegre.

—Por cierto, ¿no eres feo para ser un vampiro?

—¿Qué? ¡Oye! — apartó de un golpe la mano que antes había estrechado, molesto.

El otro solo procedió a reírse — No seas tan quisquilloso, escuché que tenemos la misma edad, así que estamos en confianza, te lo digo porque ese peinado no te favorece — bromeó, aunque lo decía por experiencia propia, obviamente el otro no tenía porqué saberlo.

—Tsk, tu que sabes — rodó sus ojos aunque no estaba realmente enojado, a él también le agradaba Chifuyu.

—Es en serio — rió suavemente — ¿Sabes? Me gustaría seguir charlando contigo, pero tengo que irme, sino Baji-san me matará.

—Veo que vas cargado — decidió ignorar sus burlas, y fijarse en las bolsas que el otro llevaba.

—Si, Baji-san me pidió comprar unos bocadillos y bebidas, al parecer la reunión de hoy tardará más de lo esperado.

—Eso suena como un mandadero, ¿qué eres? ¿Su esclavo personal?

—¡Hey! Como su vice capitán es mi deber cumplir con las órdenes de Baji-san, si él desea algo, lo haré.

—Vaya, eso sonó poco hetero — murmuró el otro entre labios.

—¿¡Qué!?

—So

Ahora era su turno de burlarse.

—Seguro, si Baji-san te pide que vayas a limpiar su casa y lavar su ropa, lo harías.

—¡... ! — intentó gritar que no, pero... maldita sea. — por supuesto que no lo haría, imbécil — intentó convencerse a sí mismo.

Fue el turno de reír para Takemichi, a pesar de conocer al rubio por primera vez, se sentía cómodo con él, e incluso fue capaz de hacerle olvidar por un momento su grave problema, sin embargo, aún necesitaba una manera de resolverlo o simplemente huir, lo cuál resultaba más fácil.

—Ahora que lo pienso, ¿ya eres miembro de Toman? Veo que vienes de la reunión.

—N-no...— parpadeó avergonzado, ahora que su cordura había vuelto, su mente pudo hacer hincapié en lo que Mikey le había sugerido. Estaba tan nublado por el deseo, que ignoró por completo su propuesta, ahora se sentía mal de abandonar al rubio, sin respuesta alguna —podría decir que... ¿si? Pero pienso que ya no... es complicado — añadió vacilante y preocupado.

—¿Ok? — Chifuyu estaba confundido respecto al repentino cambio de actitud — debo irme, espero que podamos volver a vernos, chico chupa sangre.

—¿Quién me lo dice? — de nuevo, su rostro tenso se suavizó un poco — yo también debo irme... — pensaba irse sin más, pero aún sentía un poco de temor — pero... antes de eso, ¿de verdad juras no decir nada?

DisasterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora