Preludio: el catalizador

38 3 0
                                    

Nuevo Mundo, lugar desconocido.

03:00AM.




La única manera de describir aquella escena era caos puro. Gritos de horror rompían a través del sonido de la tormenta, junto a la desesperación que se olía en el aire. Dos buques enzarzados en la disputa de alta mar se mantenían a duras penas a flote, con varias fugas en la quilla que dejaban claro su destino: ambos barcos estaban hundiéndose en el mar. No había escapatoria salvo huir al agua, o ser uno de los afortunados en llegar a los últimos botes que seguían de una pieza tras la batalla.


— ¡Dejad todo y corred a los botes! ¡La nave se va a pique, se está hundiendo! —se lograba escuchar entre el mar de gritos, siendo la única voz medianamente autoritaria para levantarse entre todo el pánico en la cubierta. Los tripulantes del navío no tardaron en hacer caso, corriendo a los últimos resquicios de espacio en el bote salvo aquellos que decidieron saltar por la borda y probar suerte a nado, condenándose a sí mismos a morir en las frías aguas del mar. Algunos, los menos afortunados y controlados, volcaban debido al sobrepeso—. ¡VAMOS, VAMOS!


Dos figuras parecían imperturbables a pesar del desdichado destino que aquejaba a ambas naves. Al menos, aparentemente. Ambas siluetas se encontraban encima de sus respectivos mascarones de proa, dirigiéndose miradas de desprecio. La de la izquierda, el hombre más fornido y desarropado debido a sus someras vestimentas, permanecía ceñuda y seria con el cuerpo agazapado, como un tigre esperando abalanzarse sobre su presa. La de la derecha, otro hombre con constitución más lánguida y enjuta que acompañaba con sus destartalados ropajes (que en su día debieron ser elegantes de no estar deshilachados y maltrechos), ladeaba una sardónica sonrisa teñida de cinismo.


— Creo que nuestra pequeña riña se está costando las vidas de tu tripulación —comentó con cierta sorna el hombre enjuto, con una sonrisa tensa en el rostro que pareció molestar más al otro hombre que sus palabras—. ¿Unas últimas palabras para ellos, capitán?


— No sé por qué te sientes tan inclinado a burlarte, Rain -espetó bruscamente el más alto, entrecerrando los ojos—. Comían, bebían y reían contigo. Ellos eran compañeros tuyos y confiaba-...


La carcajada de Rain rompió toda diatriba, enfureciendo más aún al hombre. Los gritos seguían escuchándose, aunque con menor intensidad al estar prácticamente desalojadas las naves. En los botes, aquellos pocos que habían conseguido mantenerse en uno sin volcar, observaban en silencio. Temerosos del intercambio entre ambos causantes del destrozo, y sabiendo que no valdría la pena gastar energía remando. La isla más cercana se encontraba a más de cinco jornadas de viaje, y el único que poseía Log Pose era Rain, el navegante.


— Ahórrate el discurso, ¿quieres? No quiero gastar más de mi tiempo con tus sentimentalismos —la sonrisa se ensanchó tras ello, clara muestra de lo satisfecho que estaba consigo mismo y con el caos que había a su alrededor. Continuó, con su tono eximido de toda culpabilidad—. Después de todo, es eso mismo lo que te ha llevado a esta situación, sensiblón. Cómo se siente el ver a todos los que consideras tus... ¿Cómo los llamas? —para su capitán, fue obvio que Rain estaba disfrutando de cada palabra que salía de sus labios. Aquello solo fue echar más leña al fuego lento de la ira que bullía en su interior—. Nakama, ¿no? Dime, pues, ¿cómo te sientes al saber que todos morirán ahogados o del hambre por culpa de tus decisiones mal meditadas, capitán Hakhood?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 19, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Inner Shadows (One Piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora