{3} Cercanía

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🍭
     

──¿Puedo llamarte "cariño"? ¿Crees que eso esté bien?

──Si, eh, creo... Creo que a la gente le gustaría oír algo así de tu parte. No tengo problema con eso.

──De acuerdo entonces. Apodos cariñosos permitidos.

──Y, ¡Ack! Craig... Intentaré hacerlo, pero... Es demasiada presión, no sé si lo logre... ¿¡Y si se me sale algún apodo demasiado estúpido por el que todos se burlen de mí por la eternidad y muero de vergüenza literalmente!?

──Tranquila, Tweek. No pasará eso, pero de igual forma no te preocupes. No tienes porque hacerlo si te estresa. Yo me encargaré de mantener al idiota pueblo contento, ¿Ok?

──Ok, Craig... ¡Ah, Dios mío!

Las cosas simplemente se fueron dando. No es que hablaran demasiado al respecto, tampoco. Solo algunas cosas como esa las habían dejado claras. También el hecho de que procurarían salir a citas, pasar tiempo juntas, y por supuesto; tratarse con respeto siempre.

Eso tampoco iba a ser difícil.
Si bien no eran las mejores amigas, sí que eran amigas. Se habían hablado con anterioridad y a Craig le caía bien, lo mismo para Tweek.
Simplemente tendrían que reforzar más esa amistad.

Lo cual sí pasó.
Craig no supo cómo ni le importaba averiguarlo, pero al pasar tanto tiempo con Tweek, se dió cuenta que le agradaba demasiado estar con ella.
Es decir, descubrió muchas cosas de ella que no sabía antes.

Cómo por ejemplo, que amaba la pintura, tocar el piano, y cocinar. Craig no era buena para ninguna de estas cosas, pero; ver a Tweek siendo genial en ello, era sorpresivamente relajante y lindo.

Claro, "lindo" en el sentido de que... Las cosas le quedaban bien, sí; por eso.
Era experta en postres y le quedaban deliciosos, pintaba hermoso, y también sabía tocar muy bien el piano.
Bastante interesante era descubrir todas esas cualidades de alguien que no sabía ni abrocharse bien la camisa.

Incluso Tweek le había pintado un cuadro para ella del sistema solar.
No hacía falta decir que Craig lo amó en cuanto lo vió, y ver a Craig feliz era algo que Tweek empezaba a amar. Su sonrisa no tenía precio.

Con el pasar de los días y de a poco, cada una ganaba cosas con esa "relación". Y no solo el dinero que les daban.
Ellas estaban progresando como personas, o al menos eso querían creer.

Craig solía ser una niña que le valía mierda todo, y no es que eso ya se hubiese borrado, pero ya no le valía mierda todo.
Ahora le valía mierda CASI todo.

Ahora se preocupaba por Tweek. Y lo hacía porque... De por sí siempre había pensado que tanta cafeína administrada por sus padres seguro le hacía daño y la ponía con esos nervios de punta, así que de solo verla a Craig le provocaban ganas de cuidarla para siempre.

Pero eso era normal, ¿No? Era su novia falsa, tenía que fingir, y además, con ese aspecto frágil que daba Tweek, era normal desear protegerla.

Aunque de frágil realmente no tenía mucho; a Tweek le comenzó a gustar quizá demasiado el ser cuidada de esa forma por Craig. Así que seguir demostrando esa "fragilidad" frente a ella para así ser consentida y cuidada; se volvió su vicio.
No es que fuera su plan, pero lo hacía sin meditarlo. Le salía natural.

Se sentía protegida, querida; sentía que a alguien le importaba. Muchas veces sentía que ni a sus padres les importaba realmente.
Y sentir todo eso tan de repente, cuando nunca antes se había sentido algo así; no era fácil.
Totalmente normal que se acostumbrara rápido y quisiera aferrarse a ello.
Por eso quizá se volvió un poco muy dependiente de la azabache.

La machorra y la loquita del café •|Creek|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora